Somos un número

lunes, 31 de diciembre de 2012

Más de un (1) año en Baires

Corría noviembre del 2011 y decidí venir a buscar trabajo a Buenos Aires. Sin saludar mucho y con el  pasaje de ida y vuelta (abierto).

El país decidía quien iba a ser la presidenta y yo decidía mi destino. Como siempre encaprichado. Cada cual tiene el poder, en el voto, para ejercer la verdadera democracia, así también como tiene en su mano un pasaje para ejercer su nuevo rumbo (a).
Un amigo me abría las puertas de su semipiso en el popular y prestigioso barrio de Balvanera: la Viamonte House´ o más conocida como “La Bati” sería el lugar donde iba a vivir y todavía lo hago. Un gesto que nunca voy a olvidar- en mi vida- del querido Juan Nazar.
La búsqueda de trabajo empezó muy light pensando que al tener el título bajo el brazo sería cuestión de días. Y no fue así. Los días se transformaron semanas y meses. Muchas horas en los cyber mandando Curriculum y tirando por todos lados.
Enero me llevó a la costa a visitar a mis papases y volver a ser el niño mimado. Sol, playa, amigos, salidas nocturnas y más cyber. De laburo, nada.
Febrero llegó con muy poco dinero bajo el brazo y con un dolor de estómago que fue más fuerte de lo que creíamos. Chau apéndice, experiencias si las hay. Los Nazar, amigos y familia presente. De laburo, ni hablar.
Marzo traería sólo monedas en una bolsa y una tarjeta de crédito para las compras en el súper. La preocupación ya no era trabajar de lo mío, sino trabajar o… ¿pegar la vuelta? Así dice la canción de Daniel “El tano” Agostini.

“¿Quién me ha robado el mes de abril?”. Este sería el mes en que conseguiría laburo. La empresa de celular de Susana, y de otros famosos, me daría la oportunidad de poder ser rico nuevamente. Como siempre. El dinero, el maldito dinero.
Desde abril hasta noviembre el tiempo pasó literalmente volando. Los responsables fueron increíbles personajes denominados compañeros de trabajo, que hacen que esas DIEZ (10) horas laborales pasen entre bromas, chistes y cargadas. En su mayoría al tucumano que escribe. Varios ya van pasando ese límite de compa para ser amigos.

Esos mismos que quieren que deje de hablar como Tucumano y que no lo van a conseguir nunca (más) lograron que la tecnología me consuma y me deshumanice al comprarme un celular con eso de la Internet, vithe.  Obligado me llevan a cortarme el pelo y a comprar ropa con “onda”. Piano a piano me quieren cambiar, pero no lo van a conseguir. Culiau.
La música. La música toma un capítulo extenso, aquí en 3 líneas, en esta parte de mi vida. En todo momento que puedo estoy escuchando canciones. Menos en inglé compadre, bandas nuevas, poco conocidas, otras viejas y hartas comerciales me hacen llevar el día y la noche con una sonrisa en la cara.
Sacarle el jugo a los recitales que fui y que voy a seguir asistiendo, a lo largo del tiempo que viva en Buenos Aires, es mi hobby. Desde percusión hasta cumbia colombiana. A todos, siempre presente. Sólo o con buena compañía.
Noviembre me dio paz y tranquilidad cuando pude -al fin- ir a Tucumán y saber que las cosas marchan bien, que está todo bien. Con mi cuarto sin mi televisor, menos ropa, ausencia de mi PLAY II, pero todo sigue. La familia y los amigos del alma van a estar. No importa que Alvarito no esté en casa.
No me puedo olvidar que a lo largo de todo el año y (Walter) pico en momentos de recaídas o de extrañitis aguda tuve la gracias del señor de poder recibir visitas de amigos y de mi hermana, que me hicieron juntar fuerza para no aflojar con la decisión que tomé y que sigo apostando día a día. Tampoco dejar de nombrar que algunas de esas visitas vinieron del exterior y que me llenaron de alegría los recuerdos.

Ese estúpido celular o el que lo maneja, me hicieron crear una adicción al twitter en donde descargo toda mi catarsis diaria y si me siguen, podrán entretenerse con divertidos episodios llenos de mucho show y juegos como el de la Favorita.
Un año en el que me di cuenta que soy un crack cocinando y en el que, todo lo contrario, no entiendo a la especie femenina “porteña”. Y por eso, sigo eligiendo con pasaporte (EXT) por ahora. Todo se puede dar vuelta como una media.

Para este año nuevo voy a escribir en un papel, como me enseñó un amigo, los deseos que quiero y que seguramente van a tener que ver con conseguir un trabajo de mi carrera y quizás estudiar algo de percusión. Poder acompañar a mi Rojo y Dekano querido cuando los tiempos me lo permitan. Y seguir manejándome. Lo de siempre, para siempre.
El país voto a Cristina guste a quien le guste y yo me vine a vivir a Buenos Aires, habrá que esperar a las próximas elecciones para ver como sigue la historia. Mientras se decide día a día lo que uno quiere para su vida.






martes, 20 de noviembre de 2012

Un ratito de Tucumán



La situación era la siguiente: El avión estaba a minutos de despegar hacia mi provincia -de origen- y, cual película Yanqui, yo todavía no había llegado al aeropuerto.

Llegué a tiempo cuando una azafata gritaba: “Señor Alvaro Padilla, reiteramos último llamado para el señor Alvaro Padilla”. Mentira, llamaban a otro tucumano, pero vendería más la nota si hubiese pasado eso.
Dos horas después estaba en Tucson City. Mis sobrinos me recibían con un cartel muy familiar que no viene al caso comentar en detalle y listo. Alvarito estaba en casa. Había pasado más de once (11) meses y menos de un (1) año desde mi partida.

La Ichi (mi hermana del alma) preparó para agasajarme en mi bienvenida una picadita con cerveza. Estaba junto a mis hermanos y sobrinos. En un año las caras cambian, la gente crece. El cariño también. Y dentro de mis hermanos, el que salió un poco más negro por la tostadora: El Óscar. Fiel como siempre.
Un par de vueltas por la ciudad para que mis oídos vuelvan a empaparse de la tonada tan extrañada, tomar un helado, lavar el auto y dormir en mi (a) cama. Hay que viajar a Salta.
Despertarse con un beso de la mamá y del papá no tiene comparación ni descripción alguna. Se agradece al señor de arriba tener todavía esa posibilidad. Al de más arriba, no al vecino del 5to. Repito: hay que viajar a Salta.
La linda nos recibió como siempre, con los brazos abiertos. Un paseo breve, una siesta y a ponerse facheros con traje y corbata que se casa el primo. Y mira que a este primo no le dábamos un mango pal´ casorio.
“Acepto, sí, juro, prometo” Listo, uno que se va del equipo de los solteros. Iglesia, civil y fiesta. Tíos, primos, papás, hermanos, muy familiar y necesario para mí. Meneos para aquí, alguna que otra copita. Un gran casamiento. Ah… bailé casi un tema entero con mi futura ex esposa.
Rápido, que hay que volver a Tucumán. A la noche siguiente, luego de comer en casa me daba el lujo de ver a una parte de mis amigos: Bar, ponerse al día, ir a bailar (¿?) y al CERRO. Dios, ese paisaje que tiene la ciudad, la energía que me cargó. ¡Aclaro que fui secuestrado en todo momento!

Sol en la jeta y a volver a casa. El lunes tendría la gracias de ver a otra parte de mis amigos, caminar un poco y una pequeña siesta tan deseada por mi cuerpo. Un café, un pucho y volando que me espera la cena de despedida.
La mesa de los apóstoles, mi familia, besos, abrazos, preguntas retóricas sobre un regreso y un nuevo secuestro. La Banda de la Entre se hacía presente. Un par de aguas minerales, actualizarse (la tecla F5 en reiteradas ocasiones) y el vuelo de vuelta a la jungla.
Así fue: desordenado, apurado, me faltó gente, cargué muchas pilas, la familia, un casorio, más familia, amigos, un beso, abrazo y hasta la próxima. Sí, hasta la próxima.








miércoles, 12 de septiembre de 2012

¡Papelitos, están pegando papelitos!


Está dicho y escrito que en Buenos Aires hay gente para todo: incluso para pegar papelitos.
 
 
La técnica que usa el pegador es similar a la de un boxeador que está por rematar a su adversario. En este caso, su contrincante son los palos de luz, color verde, ubicados en la ver(d)eda. Rápidamente estos son mojados por la plasticola, más conocida por todos, y se adhiere una seguidilla de siete u ocho panfletos, depende el caso, en la posición que más vende en el momento: de coté.

Apenas sus dedos mágicos finalizan con una víctima se busca la próxima, esta vez puede ser una cabina telefónica, a la que ni el mismo Superman se animaría a ingresar a cambiarse.

El contenido de los papeles, en la mayoría de los casos, es sexual. No hay otra vuelta. Una foto provocativa de una dama en paños menores mostrando alguna parte de su cuerpo, que con la ayuda de algún programa de compu se distorsiona la fotografía y la hace parecer un poco más salvaje. La receta va acompañada de uno o dos números de teléfonos siempre.
Y si hay para pegar, existe gente que se dedica a despegar. La antítesis, valga el caso; el bueno y el Tucumalo, el lindo y el patito, el débil y el que va al gym los feriados.

Estos despegadores pueden que sean gente del estado, que cobran un plan social o particulares que cuidan la imagen, ética y el buen vivir de su barrio. Este último grupo se toma el extremo trabajo de retirar uno a uno los papeles y encestarlos, cual nariz de Ginobili, en los tachos de basura.

Son señoras y señores (leydes and genteman) con fecha de nacimiento anterior a la segunda guerra mundial y con tiempo libre para poder hacer de su hobby la destrucción de este nuevo arte. La violencia es su método principal, con el mentón bien en lo alto.

Por otro lado están los consumidores que se enamoran del folleto ilustrativo casi siempre marcado por una frase que levante un poco la temperatura del usuario. Osados que no sienten vergüenza y arrancan el aviso para meterlo rápido en sus bolsillos. Una colección de estas estampillas aguardan en casa para poder completar, de una vez por todas, el álbum de figuritas.

 
Más allá del clima que se presente,  siempre y cuando no llueva o no esté muy cálido, desde el alba grande estos trabajadores marcan tarjeta, por las calles de Buenos Aires. Tras su paso se puede apreciar su obra de arte contemporánea, arruinando para algunos, decorando para otros, la ciudad capital de los argentinos. Y olé.

Gracias Agus por las fotos.

lunes, 23 de julio de 2012

Comprate un celu como la gente

 

¿Qué es un celu como la gente? ¿Con pies, brazos y que hable? Si hay uno así, no lo quiero. Desde hace varios años que la vida me llevó a trabajar en el mundo de la telefonía celular, y cual mejor frase que “en casa de herrero cuchillo de palo”, siempre tuve celulares que mis amigos o compañeros detestaban.
Terminaba mi tercer año del secundario y era uno de los pocos que en ese momento tenía celular. Lo tengo todavía, era a pila. Sí, no había baterías, pilas señores, pilas. No voy a poner la fecha exacta para no deschabar la edad de muchos lectores amigos.

Y fueron pasando los años y la tecnología me pasó por arriba, abajo, al centro y adentro.  Y yo firme, junto al pueblo. Nada de eso, nada de comprar ese tipo de celulares. Siempre había algún susodicho que me decía: “Alvarito, tomá el mío que no lo uso más, ya me compré uno mejor”. Almas caritativas.
Pero si yo necesito que mande mensajes, que reciba llamados y como mucho que tenga a mi gran amante la radio, nada más. ¿Cuál es la onda? ¿FM O AM? ¿Por qué la presión extrema de que me vean con uno que se conecte a internet y pueda estar más comunicado? ¿Más comunicado con quién?
 No tengo muchas respuestas, pero la presión ha llegado a ser tan extrema que me está venciendo. Y he decidido (no me acuerdo si está bien escrito ese “he”) dejarlo en manos de la plebe, en manos de las personas que me quieren y me convencieron. Caí, no pude más, el sistema es más fuerte que yo. Voy a comprarme un celular… “como la gente”.

Voy a traicionar mis principios de no necesitar un bicho que está conectado todo el día. Me vendo, tengo un precio y listo. Se acabó la resistencia, voy a dejarme llevar por los placeres más libidinosos de la mercancía barata y extranjera, pero “fabricados” en Tierra del Fuego.
En un tiempo voy a tener en mis manos un teléfono que me de más comunicación con el mundo. Si eso es lo que necesito, vamos a ver. Seré un boludo más que vive dentro de su celular, parece que sí

Pongo en un costado de mi blog una encuesta -que respalde o no- esta decisión que he tomado. Más que nunca Alvarito necesita tu ayuda en un momento crucial para su vida. Para el pueblo lo que es del pueblo, por qué el pueblo se lo ganó.

viernes, 29 de junio de 2012

La vuelta del Torero







Muchos piensan en los grandes regresos con canchas llenas y frases memorables; algunos deciden sacar un número de una camiseta para que nadie más la use en su honor y a otros les regalan arcos de fútbol. Él se había ido, perfil bajo, silbando quizás, pero no iba a renunciar nunca.

El torero volvió con todo a las canchas y dijo presente en la red. Partido inolvidable de Federico Orozco para callar muchas críticas que rozaban la traición a su equipo natal.

Alto Palermo goleó al equipo de Los Pibes de Lanús Oeste por 11 a 6 (#ponele) con una gran actuación colectiva, la cita fue el día miércoles por la noche. Mientras Boquita trataba de ganar la primera final de la copa libertadores de América.

El rival de turno puso en cancha mucha juventud y dos troncos para afrontar un partido que en un comienzo parecía parejo. Comandados por el capital Maxi y sumados al “Enano” y a “Taquita” se vieron las mejores triangulaciones y la esperanza del equipo del sur de Gran Buenos Aires.

Poco duró ese buen juego ya que rápidamente los del Shopping abrieron el marcador y se asentaron en cancha: desde atrás, con el mariscal Pato,  y adelante con Pablo, pachu y compañía. Lo parejo finalizó por completo y el show del Alto se mostró en el momento justo y de la mano del hombre que volvía a lucir la camiseta que lo vio nacer: El Toro Orozco.

Un golazo de tijera por parte de “Ortigoza” Guido; un taco del flaco Lucho, para dejar en ridículo al arquero, y una jugada con caño incluido de Pablo al capitán de Lanús, hablan de un paseo futbolístico, pero no fue -tan- así.

En el segundo tiempo, cuando los más jóvenes del equipo del Oeste comenzaban a bajar los brazos, fatigados y con alguna puteada entre ellos, el entusiasmo de Alvaro y las maniobras acrobáticas de Vladimir le dieron un toque de color verde, pero fue en vano. Ya estaba definido.

Una cancha de fútbol 5 (cinco) a las cercanías del museo Malba fue testigo de la vuelta del torero, esta vez no hubo regalos, números de camisetas ni canchas llenas, pero si hubo el regreso de un optimista -de perfil bajo- y con una gran sed de muchos goles. Pekerman: Fede Orozco no es argentino.


Los Pibes de Lanús Oeste

Maxi (6): el capitán arrancó de mayor a menor y terminó en el arco. La hinchada pide mucho más de su parte. Siempre hay revancha, tiene mucho más para dar.

Taquita (6.5): Pases de primera y marca áspera. Fue el que más probó al arco. Recibió un fuerte codazo y siguió jugando como si nada.

El enano (7): El mejor del equipo Lanús. Cuando el muchacho agarra la pelota es difícil que se la saquen. Le faltó darla más.

El Ruso Vladimir (5 o 6): Como intuyendo su puntuación en medio del partido decía textualmente “Cinco o seis” en referencia al marcador. Impreciso con la pelota, dejó todo en la cancha.

El Tucu Alvaro (5): Corrió mucho, pero al pedo. Tuvo varias frente al arco y se le nubló la vista. Animarse a más, diría el eslogan de una conocía gaseosa. Se fue enojado.


Alto Palermo

Lucho (6.5): El flaco trabó todas las pelotas que se le cruzaban. Metió un gol de taco para que el técnico lo vuelva a convocar el próximo amistoso.

Pablo (7.5): Ganó las espaldas de los “defensores” rivales todo el partido. Incisivo en el ataque, pieza vital en el equipo.

Pato (7): Discreto partido del capitán. Metió cuando había que meter y se llevó una frutillita de postre en la rodilla. Manejó desde el fondo al equipo.

Guido Ortigoza (8): Apareció en el primer tiempo para mostrar toda su categoría, a pesar de tener algunos kilitos de más. Arrancó el segundo tiempo desde el arco y tapó varias. Fue importante para evitar la levantada visitante.

Fede (7.5): El torero abrió el partido con un gran gol y marcó su vuelta a lo grande. A pesar de las grandes críticas está mejor que nunca. Acusó lesión al final del partido para salir y ser aplaudido por todo el estadio.

Medallero



Maradona: El torero mostró que tiene un potencial escondido para ser el 9 que Alto Palermo necesitaba. Gracias por tanto, con tan poco (jeje).

Chenemigo: Se esperaba más del team de Lanús. A dejar la noche muchachos.

Gandhi: Las porristas encabezadas por Jesi y Gi, alentaron y tiraron bocadillos para calentar un poco el ambiente durante el partido. Unas genias.

Terminator: El torero mostró que también tiene potencial para golpear, repartió un codazo a un rival. Pidió disculpas.

Tiki –tiki: Duró poco, pero Los Pibes de Lanús zona Oeste mostraron que tienen buen pie, claro sacando al Ruso y al Tucu.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Más de 30 en una capa





Una capacitación es lo necesario para ingresar a un trabajo. Gente, una sala, computadoras al frente de cada uno y una persona encargada de dictar la misma.

Conocer el producto o el servicio de la tarea a realizar, verificaciones, horarios, break, un proyector, una pizarra y un marcador fiel que la acompañe. No olvidarse del borrador: ¡tarea ardua que realiza!

Preguntas, respuestas, luces, contraseñas, legajos, usuarios. Juego de roles para ir ambientándonos un poco más. Uniforme, en algunos casos.

Nombre, apellido, edad, lugar de donde viene, experiencias laborales. Casados, solteras, hijos a cargo. Y nos vamos conociendo un poco más.

Cada uno tiene una mochila llena de historias, reglas, banderas, códigos, juicios, hojas en blanco listas, esperando a ser llenadas y otras ya escritas, esperando a ser leídas.


A veces es cuestión de piel. Una mirada, un movimiento, una risa, un comentario puede ser desencadenante de una amistad. No, en la mayoría de los casos se forma un gran compañerismo que quiere transformarse en amistad, pero no llega, las distancias son más fuertes.

La empresa misma se encarga de poner esa distancia. Cada chancho va a su rancho, y cada uno va al grupo que le asignan. Y adiós al aula, capacitadora y todo el rolete.

Pero lo que pasa en la capa, queda en la capa. Es como un viaje imaginario a ningún lugar. Las mejores duran un mes, los que ya se encuentran trabajando la recuerdan como  un tiempo de vacaciones.

Pero en el momento del cursado no es valorada por los pasajeros. Después arrepentidos, quieren volver el tiempo atrás. Tarde. Demasiado tarde.


Pero de eso se trata este tiempo, a no confundirse con el objetivo real, que es entrar a trabajar. Difícil no confundirse, no encariñarse, no querer volverse a ver. Difícil olvidarse las bromas, las caras ante los comentarios desubicados, los tiempos de almuerzo, un pucho, una fiesta de cierre que corone todo.

Más de 30 días en una capacitación pasan muy rápido, que no se corte.

Gracias.
Alvaro Padilla, alias el Tucu.

lunes, 14 de mayo de 2012

La sueca y yo







Esta es la historia de un chico que conoce a una chica. Copia y pega (control “C” y control “V”) y elegí 5 pasos para armar “TU” propia historia. ¿Por dónde comenzarías vos? Acordarte que tenés sólo cinco opciones. La mejor novela mexicana está al alcance de tus dedos.




Mensajito de no nos veamos más.
Cancha a ver al Rojo.
Quedate a dormir.
Comida en casa.
Cine a ver una peli.
Clases de idioma sueco.
La bomba del tiempo.
Cerveza y barcito en Serrano.
Comida típica sueca, de visitante.
Un simple “hello”.
Cervecita en San Telmo.
Clases de geografía y viajes por el mundo.
Muchos cafés.
Me quedo a dormir.
Te voy a extrañar.
Caminata por recoleta.
Aclaración del mensajito.
Clases de idioma español.
Seguimos en contacto.
Su sonrisa siempre.
Avellaneda y cerveza post partido.
Paseo por aquí, paseo por allá.
Primer beso.
Parada de colectivo, y se fue para siempre.
Barcito y cerveza en Palermo.



 Esta sería los pasos para mi novela si yo fuera el protagonista.

  1. Paseo por aquí, paseo por allá.
  2. Clases de idioma español.
  3. Primer beso.
  4. Su sonrisa siempre.
  5. Te voy a extrañar.



miércoles, 11 de abril de 2012

Yo, actor

Un día como actor en la vida de quien les escribe. El corto se estrena próximamente.

Este multifacético personaje hace sus primeras armas en la carrera de actor, nada más y nada menos que interpretando a Gastón Pauls en su famosa película  9 reinas.
En su nueva careta como actor Alvaro Padilla nos cuenta todo. Ya tiene ofertas para una nueva serie en POLKA y en el exterior.



La película me pareció fascinante, apenas me llegó el guión no lo dude un segundo. En el equipo de dirección se encuentra una de mis mejores amigas Paulita, tampoco podía fallarle a ella.
Su familia lo apoya en su nuevo rol actoral: “Mi familia me dijo que pruebe como actor que quizás en eso -y de suerte- salgo bueno y dejo de molestar con otras pelotudeces”.



Los actores hablan del llamado. Cuando están en sus casas rascándose y de pronto su teléfono suena y el gran director o un allegado a este les dice: “Woody quiere hace una película con vos”. Acá no hubo llamado, sólo un mensaje de texto.
“A las 15hs al frente de la embajada de EEUU…” eso decía el mensaje. Suficiente, tampoco está naciendo el nuevo Clean is good, perdón Clint Eastwood.
No estaba solo. Mi colega en la escena tomaba el personaje de Ricardo Darín y ahí comenzaba una desopilante conversación sobre conseguir unas estampillas (de mierda, en el guión) para poder vender o comprar, no importa. Solo un par de líneas cada uno y repetirlas en distintos enfoques para el team de filmación.
Aprenderse las escasas, pero importantísimas, líneas que tenía el guión fue complicado. Aunque lo leí varias veces, a la hora del penal, me trababa, me olvidaba y mandaba palabras que no existían en el papel. Y siempre hay una (varias) tentada y risas.
El director y la asistente general se portaron muy bien durante la grabación. Si bien ya participé en algún que otro corto, y tengo claros dotes frente a la cámara, doy este como mi debut actoral profesional. El principio de algo que puede ser muy grande. Ya sea fracaso o no.

Nervios, los nervios me acompañaron de principio a fin, pero a medida que fue pasando el tiempo fueron disminuyendo progresivamente hasta convertirse en algunas pocas mariposas con vómito. Mi temor, en realidad, eran mis cejas, ellas cuando una luz de alguna videocámara se enciende, cobran vida propia y hacen lo que quieran. Son dos pendejas caprichosas.
Tras los lentes de la cámara la vida es distinta, es un recorte de la realidad, está claro eso y aunque todavía no firmé ningún autógrafo, estoy con la lapicera en la mano para cuando alguien me reconozca… “no hoy, no mañana, ni tampoco la semana que viene, pero algún día”. En palabras de mi amigo FQ.










martes, 27 de marzo de 2012

El día que callaron al tango





Menos conocido como Humberto Castagna, de su vida se habla sólo de mujeres, noches, excesos y más mujeres. Pero nadie sabe que una vez, una vez una mujer lo silenció.

Si ud cree que aquí va a leer una historia donde muere un cantante popular argentino está equivocado. Porque el tango nunca va a morir, pero si lo pueden hacer callar. Aunque sea por un ratito.

Era sábado, si no lo recuerdo mal. Era de noche y volvía de un partido de futbol, en donde el diablo de Avellaneda -misteriosamente- había ganado. Ya podía intuir una noche diferente.

Nadie en casa, prendo el minicomponente y busco uno de mis cassette favorito que había rebobinado a la siesta, con una lapicera Tintenkuli. Poné play.

Cacho, Cacho de Buenos Aires, sonaba. Cada tema me pegaba más adentro y por arte de magia el volumen iba en aumento y haciendo que el tango esté vivo. Parecía San Telmo.

Fueron pasando sus canciones, Lado B también. Un buen plato de pastas acompañaba a una tímida, pero no pequeña, cerveza. Así fui atravesando su recital.

Plato vacío, cerveza casi. Y de pronto lo inesperado, por la ventana, intuyo que fue la vecina del tercero A: “podes bajar la música por favor…” Accedí a su grito (utilizo la horrible palabra que no debería figurar en ningún diccionario) mermé la música.

Cacho estaba cantando en voz baja, la cerveza -ya vacía- me miraba y no entendía. Había dado el vaso, digo el brazo a torcer. Ojalá que no puedas.

Y los vecinos son así. Uno no puede escuchar a un buen tanguero un sábado por la madrugada del domingo, por que se quejan. Pero tenía razón. Y como dice el cantante “al tango no se lo canta, se lo dice…”.

jueves, 1 de marzo de 2012

“Casi que me muero”

Podría ser el título de la nota y vendería con pico de rating incluido, pero no. 


El (no) tan famoso periodista y comunicador Alvaro Padilla estuvo internado de urgencia en un hospital de Capital Federal y aquí va toda la verdad. Único medio que accedió a sus palabras.


Esa mañana no fue como las demás, un leve dolor de espalda y de estómago lo recibieron al abrir los ojos: “una mala noche o quizás fue la pizza y la cerveza extra”. Estas dolencias no detuvieron su jornada diaria, y como todos los días se fue a buscar trabajo. No buscaban gerente, seguro la próxima.

Durante el transcurso de las horas lo leve se transformó en insoportable  y “casi que la noche me sorprende” aclara el susodicho, y fue en busca de un buen remedio casero para los dolores estomacales. Un shot de fernet del bueno, no vamos a dar publicidad gratuita, que no fue suficiente.

Y nada, el dolor persistía y -esa altura- se transformó en gemidos. Le dolía en serio parece la barriga. Su fiel amigo Juan lo llevó al hospital Durand a que alguien pueda callar esos lamentos de agonía. Y no había otra.

Para los médicos la suerte es amiga de la acción y a operar se dijo. Sin dudar mucho y tras un papeleo de obra social y no obra social, el tipo entró a la sala de las cuales algunos se cuelgan y no pueden volver. Y cuchillo noma`. Chau hígado.

“En el quirófano me di cuenta de tanto…” asegura el en ese momento paciente, mientras exhibe su cicatriz que a nadie le interesa. Una para contarles a sus hijos, exagerando, claro.

Si el hígado producía una peritonitis esto lo hubiera marginado de las calles por un buen tiempo, pero todo salió a pedido de los manuales de medicina. Hasta la recuperación.

Un sólo día de internación con visitas de amigos, ángeles guardianes y papagayos traviesos hicieron dar la orden de evolución favorable, alta y a la casa. Pero no fue así…


La llegada pronta y preocupada de sus padres hicieron su post operatorio más ameno, y la estadía en casa se mudo a un hotel con todos los chiches. Mimos de papá y mamá, desayuno en la cama y comidas en restaurantes. ¿No será mucho?

“Un par de horas más y casi que me muero, sólo me queda agradecer a mis amigos, médicos y mi familia incondicional”. Si se moría el protagonista, seguro que vendía la nota, pero bueno dicen que yerba mala…




viernes, 10 de febrero de 2012

Ahogado por el vino


“Si el vino viene, viene la vida…”

Ellos saben mucho de fútbol, de música, de carnaval, de ser potencia mundial, de sueldos en Reales, de no ser chantas y de muchas cosas más. Pero de vino, No. De vino sabemos nosotros en Argentina.

No enviado especial. Brasil - Porto Alegre (los que me conocen saben lo que me produce esa ciudad) en una fábrica de Vinos, un hombre fue encontrado muerto en una gran tanque donde se almacena vino. Al parecer, quería una copita.

El enólogo S… Da Silva (no decimos su identidad verdadera por cuestiones legales y de exportación) falleció ahogado a causa de la bebida alcohólica, tomando unas pruebas para unos exámenes diarios. Tomó un poquito de más y tuvo sus consecuencias.


Quizás cumplió el sueño del famoso cantautor de folclore y vinicultor por genética, el gran Horacio Guaraní o quizás solo tenía sueño y no tuvo la precaución adecuada. Nunca lo sabremos, lo que nos deja de enseñanza es que es más fácil ir al kiosco amigo a fiar un vinito en caja, que tratar de sacar vino de una garrafa tan grande.

“La vida es un vino amargo,
dulce de jarra compartida:
que los que nadan pa' dentro
se ahogan solitos en vida... “


Hay que leer siempre las etiquetas de las botellas, de este tipo de líquidos, que aclaran “Beber con moderación”. El garoto no le prestó atención a esto y se pegó una ahogada que lo llevó al fin de su vida. Y pego, pego: Ai se eu te pego...




miércoles, 8 de febrero de 2012

Es para Apu que lo miran por TV




Hay hermanos y hermanos. Hay madres y madres. Y hay conejos y conejas. 




En la India una mujer tuvo contracciones y se fue rápido a ver a su doctor. Habían pasado ya los nueve (9) meses cargando su panza, un poco más abultada de lo normal.

Delantal blanco, partera, bolsa (cuál casa Tía) rota y a cortar y contar. Comenzaron a salir bebés, bebés y más bebés ¿Sabés cuántos? Justo para jugar un partido de fútbol: once (11). Sí, once cachorros salieron.  Para la envidia de los conejos.




El plantel de hermanos fue una hermosa sorpresa para la mamá, el papá, el médico, Apu, toda la India y el mundo entero. Y así es este país, más de mil millones de habitantes y pasan cosas extrañas. 

La súper familia espera recibir ayuda de distintas empresas, marcas y también del estado; de los vecinos, suegras y del abuelo; del cartero, el del cyber y de algún cadete que quiera ganarse unos mangos.

En la India todo puede pasar: gente con tres  o cuatro (3, 4) brazos; muy altos o muy petizos; y también pueden superar la ficción - o los dibujos animados- como los Simpson, el capítulo que el personaje Apu Nahasapeemapetilon tiene siete u ocho hijos. Hasta altura con once hijos, ya no importa mucho

miércoles, 1 de febrero de 2012

Menos de 30 en Miramar


Ubicada a menos de 40 kilómetros de Mar del Plata “La Ciudad de Los Niños” o Miramar, su nombre de cartelera, fue sede de la mayoría de mis vacaciones a lo largo de mis 25 años de vida. Y en un año (anterior) lleno de viajes, no podía faltar este lugar en mi agenda.
Sin pensarlo mucho me fui a pasar año nuevo con mis padres, que ya se encontraban en esta bella ciudad de la costa Argentina.  Entre abrazos, besos y burbujas de -varios- espumantes me recibió el 2012.  Alejado de mi Tucumán, pero cerca de mis viejos.







Fueron unos días de sol y de vida de hijo que vuelve de la guerra: comida lista, ropa limpia y hasta llegue a pedir dinero. Pero la capital me llamó de nuevo.
En realidad no sonó el celular, me vine, pero en una balanza entre esperar algún llamado de trabajo en Buenos Aires  y esperarlo en Miramar no lo dudé mucho.
Con mi compadre Juancho unos días, y luego sólo con mis progenitores se alargaron las vacaciones por todo enero. Salidas nocturnas con un grupo de abstemios de Tucumán +  hijo único, son las vacaciones soñadas. Caradura el escritor.
La llegada de mi gran amigo Ro y su novia fueron la tapa de la rosca. Las estrellas y el avistamiento de objetos movedizos en el firmamento innovaron un fernet en petróleo.
Sol, arena, anteojos, bronceador, bikinis, niñas no tan niñas, familia y amigos hicieron de un (nuevo) gran verano en Miramar. Cuando tenía 8 meses fue mi primera visita y ahora a los 25 años me divierto y no me canso de esta hermosa ciudad.  
Y colorín colorado, me vuelvo a Buenos Aires a esperar algún llamado (de trabajo).