Somos un número

domingo, 21 de septiembre de 2014

Podría ser, pero no.


"Nada más egocéntrico que escribir sobre uno mismo".
YO.
Dos veces en mi vida una máquina de afeitar y tijeras me dejaron la cabeza esquilada. La primera fue en la madrugada donde festejaba mi cumpleaños número dieciocho (18),  y como lo manda la naturaleza en Tucumán, mis amigos se encargaron del tema. Y la segunda vez fue cuando culminé mis estudios universitarios. Entre huevos y pinturas, cabeza rapada.

Podría decir que me conmovió la historia del futbolista Jonás Gutiérrez.  Y como signo de solidaridad y de compromiso, tal como lo hicieron sus amigos, imité ese gesto de apoyo para brindarle fuerza al ex jugador de la selección Argentina, que tiene una batalla muy dura contra una enfermedad y que la está ganando. Pero no, no fue por eso.

Nació una bella criatura de la cual voy a tener la responsabilidad de ser el padrino: mi hermano tuvo una nena. Lo primero que hicieron, luego de los tradicionales aritos dorados, fue cortarle el pelo. Podría haber querido jugar y ser un padrino 3.0. Pero no.

Independiente volvió a primera sufriendo y haciendo un tour por toda la Argentina. Empezó este semestre el torneo y ganó más de tres partidos seguidos (hasta hoy por lo menos). Juega al fútbol como esas mujeres recién separadas que quieren hacer todo lo que no las dejaban hacer antes. Podría ser esto una gran excusa para un cambio de look. Podría, pero no.

Llamar la atención. Me di cuenta, luego de no ir al psicólogo ni una vez (todavía), que quiero llamar la atención. Entonces que mejor manera de ser el centro con un cambio visible al exterior. Todos lo pueden ver, preguntar, tocar, pensar hipótesis, hacer aportes y hasta sacar conclusiones. Podría ser esta la razón, es la más convincente comparándolas con las anteriores, pero no.

Ya llegó la primavera, un cambio de estación. Las personas esperan con ansias todo el año que llegue este mes para poder publicar en sus redes sociales alguna canción o algo que haga referencia al día de la fecha.  Un cambio climático, de pensamiento. Un cambio. Por ahí puede andar la razón por la cual elegí pasar a cero, podría. Pero no.
 Y la inflación que afecta el país es muy fuerte. Ir a la peluquería es carísimo, no puede ser lo que te cobra Roberto Giordano, así no hay plata que alcance. La mejor manera de ahorrar dinero es aprender a cortarse el pelo o decirle a alguien de confianza que te ayude y lo haga. Y que corte mucho, así le hacés un agujero a la inflación. No, esta ni podría ser.
¿Por qué Jesús tenía esa caballera inmaculada? Buda nos ofrece un camino medio entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto (algo así encontré en Wikipedia) y nuestras calvas cabezas no se involucran en este acto. Es muy higiénico y hay un tema menos de que preocuparnos. Por eso elegí el Budismo. Podría, pero no.

Las apuestas son posibilidades dentro de un rango, esto nos determina un acierto o una falla. En la mayoría de los casos triunfa lo que no elegimos. En fin y después de tantas vueltas y no decir nada, perdí una apuesta y tuve que pasar por el quirófano a que le dé forma a mi cabellera. Podría ser también, pero no.

Podría ser que estaba una tarde con mi amigo Juan y su amada Cecilia. Quizás comimos mucho ese día, podría ser eso. Aunque también ese día estábamos viendo tele y salió el tema de tomar valentía y la determinación de pasarse una máquina y afeitarse toda la cabellera.

Seguramente fue Cecilia quién clavó el virus de la duda. Y así, simple: poner a cargar la máquina de cortar el poco pasto, que tenemos sobre la cabeza, y hacerlo. Podría ser, pero no. Pero sí.

Quería escribir algo. Sin excusas.