Esta foto es para llamar su atención, nada tiene que ver con la nota. |
Quizás una parte de mi inconsciente la intentó borrar para
siempre. Pasaron largos y hartos años, pero una noche la recordé.
Aunque más importante que el proceso mental de seleccionar
cierta información del pasado y componerla en una persona y traerla al
presente; mucho más importante que eso, es el vínculo que uno tuvo con tal
persona. Y yo tenía una novia, aunque en realidad tengo una novia. Nunca
terminamos.
No hubo un chau, ni un hasta luego. Un después nos vemos, un "veme" el lunes, un te deseo lo mejor, un sé feliz. Un mis papas no me dejan, no
hubo una arrinconada contra la pared de despedida, ni nada parecido. Ni
siquiera hubo un último beso.
Nunca nos besamos. Éramos muy chicos o yo muy lento, esa
última opción la más probable. Voy a intentar darle algo de forma y coherencia
a este relato: corría el año 1998, el mundial de fútbol de Francia, la mentira
de Carlos Saúl Menem (al leer ese nombre se recomienda al lector o lectora
tocarse alguna parte íntima de su cuerpo) entre otras cosas que pasaban por aquel
tiempo.
Había vivido algo así como doce aniversarios de mi
nacimiento, estaba cursando el séptimo grado y lo que se acostumbraba, en ese
momento, era realizar un viaje de egresados del colegio primario. El destino
que estaba de moda era Mendoza, con la bandera de ser la provincia más limpia
de la Argentina. No era muy difícil ganarle a Tucumán, en esa competencia.
Sí, las calles eran limpias, pero me encargué de sacarle
fotos a todos los objetos de plásticos y papeles tirados por el suelo para así
demostrarle a mi profesora que su teoría no era verdadera. Tenía una cámara de
fotos a rollo y RECICLABLE. Bueno, pero eso no era lo importante, tenía que
contarles como la conocí a ella.
Me sacaba de altura más de dos cabezas (no se imaginen un
monstruo), su moldeada figura no respetaba su edad o su edad no respetaba su
moldeada figura. Evidentemente le quedaba muy chico un contexto lleno de niños
que estaban dejando de jugar a las muñecas. Ella era una mujer a la vista de
todos. Y especialmente a mis ojos.
No sé qué le habrá llamado la atención de mí. Quizás fue mi
corte de pelo como Carlitos Balá o mi corte de pelo como Carlitos Balá. Cualquiera
de esas dos razones puede ser la que haya determinado su elección por sobre
toda una manada de babosos que solo querían verla caminar. Y estar atentos al
movimiento pendular de su delantera.
“La isla del Sol”, tan tanan tan tanan tan tanan tan tanan
tan, esa canción que hizo conocida el grupo musical El Símbolo sonaba de fondo cuando le pedí a ella si quería bailar
conmigo. Y aceptó, y bailamos, y mi cabellera se movió para todos lados. Y
ahora a más de uno le dio ganas de escuchar ese tremendo hit. Y.
Por razones de seguridad no voy a decir el nombre de la protagonista
de esta historia, pero lo vamos a simular como Andrea ¿Ya les conté que ni un
beso le di a la señorita Andrea, verdad? La raíz de todas estas palabras es que
en ese viaje, en aquella provincia, y sin muchas razones encontradas, ella y yo
nos pusimos de novios.
El amor en tiempos de egresados. Al regresar a Tucumán,
nunca más nos vimos. Menos nos hablamos, no es que nos tomamos una pausa para
pensar bien como seguirían nuestras agobiadas vidas cuando finalice el cursado y
pasemos al aterrador secundario. No había whatsApp.
Hoy, esto sería normal. Se entiende que si alguien no te
busca más es porque se terminó todo la relación, no hay mucho más que hablar,
pero yo les hablo de un viaje en 1998. Un peso es igual a un dólar, desde aquel
momento donde existía esa burla les estoy escribiendo.
Una noche no podía dormirme, volvimos al presente 2015, no
hace muchos días. Esta vez en mi cabeza no pasaba la repetición de Gonzalo
Higuaín pateando un naranjazo frente a Alemania. Apareció ella, oh que bella,
mágica arriba de una estrella, sube y baja, se estrella y vuelve. Me salió un
reggaetón.
Prosigo, no podía dormir y la pensé, mas no a ella, me
refiero a la relación que nunca fue finalizada.
Y el fin de esta nota todavía no llega, si nunca cortamos
esto quiere decir que le fui infiel (¿y ella?), tampoco hay una lista demasiado
larga. Pero le mentí a mi familia, a mis amigos, a todo el mundo, incluso a mí.
Tantos días de los enamorados sin regalos, sin festejos de mes, sin salidas por
un año nuevo juntos. Me ahorré muchísimo dinero, pero con una mentira. Y bue.
Le mentí al Facebook. Ojo, no busco a esta altura del
partido cerrar ese círculo, ni nada por el estilo, solo que quizás hoy mi
inconsciente me dejó ver ese recuerdo, me trajo un poco de culpa, que quiero que sea compartida para poder hacer una catarsis gratuita y exitosa.
¿Y si nada de esto es cierto? tal vez mi mente eliminó la
ruptura, bloqueó ese momento en que ella me dejaba, se deshacía de mi persona,
allá en aquella no tan limpia Mendoza. Sucia seguro está mi conciencia, confundiendo recuerdos y olvidando
partes del pasado, todo por conveniencia del presente y sin pensar en el
mañana.
Esa chica de pechos turgentes que me llevaba dos cabezas: ¡Ay
Andrea!