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sábado, 18 de enero de 2014

Casa en casa

 
No me van a renovar el contrato del departamento”. Esas fueron las palabras de mi gran amigo Juan.
 
Eso significaba…
 
 
 
Hoy, ya no tienen eco en mi cabeza, pero en ese momento fueron lo suficientemente duras para entender que -por primera vez en mi vida- tendría que buscar un lugar donde vivir. Un lugar que sea mío, claro.
 
Averiguar un departamento: ¡QUÉ TORTURA! Benditos los humanos que no han pasado por ese camino. Miserables, el resto. Tan difícil resulta brincar sobre piedras, esquivar los cometas, tirar arena en los ojos.
 
 
 
Como el porcentaje de egoísmo no está -totalmente- desarrollado en mi cuerpo, voy a realizar un pequeño paréntesis y dar unos consejos útiles para inútiles como yo. A copiar y pegar.
 
* Voluntad inquebrantable: Es necesario que el futuro inquilino (y ya metemos terminología apropiada) busque, busque y busque. Cuál esferas del dragón.
 
* Conexión a internet segura: Nada de robar wi-fi. El engranaje de internet abre un mundo sin fin “entre fotos y cuadernos, entre cosas y recuerdos, que no puedo comprender”.  Un doble clic te puede llevar al sacrilegio de deptos con baños sin bidet.
 
* Lápiz y papel: Había una agendita en tu mesa de luz. Bueno, llegó el momento de explotarla. Números de teléfonos, “direcciones de calles que no existen”, nombres y apodos, calificaciones según el timbre de voz, caritas felices y demás escrituras van a llenar aquella vieja agenda.
 
*Seguir el subte y no a tu corazón: Y a tu billetera, por supuesto. La ley de seguir al subte es crucial para vivir en capital federal, siempre alquilar teniendo en mente una avenida y no un bar nocturno con dos por uno (2x1) en tragos.
 
*Ojo, no es lo que parece: Algunos departamentos lucen por las fotos y la descripción del vendedor como si fueran palacios memorables del siglo pasado. Al sentir en vivo la humedad y el abandono que tienen no podemos negar su antigüedad.
 
“El locatario va restituir la propiedad en las mismas condiciones o pagar el importe de los objetos que faltaren o estuvieren rotos y/o deteriorados, salvo los que resulten del buen uso y la acción del tiempo”.
 
 
Reconocer el problema: solo es el primer paso
 
 
Elegir el departamento que llene nuestras expectativas y que nuestro bolsillo logre vulnerar es una parte del proceso, pero es la primera. Piensen en llegar a la final del mundial, eso no te da la copa del mundo. Cebollita.
Cuando ya nos imaginamos viviendo en ese nuevo inmueble es cuando le toca al hombrecito o mujercita de la INMOBILIARIA hablar y presentar su oferta. Ahí la película se pone más interesante, y más allá del lado económico, tiene un giro muy particular: Los requisitos.
 
 
Es más fácil aprobar el examen de medicina en la Universidad de Tucumán, arrepentirse y estudiar en el Instituto Balseiro a distancia física nuclear, que conseguir todo lo que necesita una inmobiliaria para darte el visto bueno de un inmueble. Odisea horizontal.
 
Garantía que sea de Capital Federal +Aval financiero de recibos de sueldos de otras personas + un mes y medio de adelanto ($) + comisión por favor. Gracias.
No voy a dar detalles de cómo conseguí todas esas exigencias, fueron días en que el stress reinó como nunca antes en mis, apenas, veinte (20) años de edad.
Lo que sí me sucedió es que cuando necesité ayuda de verdad, los que me dieron una mano y la mitad de la otra, fueron personas del (Lado B) interior del país y no de Bs As. ¿Casualidad o catarsis?
 
“El LOCADOR no se responsabiliza por incendios o por cualquier otro accidente causado en la propiedad lacada, sea casual o intencional”.
 
Chau a la Viamonte House´s
 
 
Y así, chiflando bajito me fui de aquel gran departamento, ubicado en el coqueto barrio de Once (11) para mudarme al mojado barrio de Belgrano. Imposible olvidar todas las vivencias de aquel mágico ambiente en donde todo era posible, al mismo tiempo. Los que tuvieron la oportunidad de acompañarme ahí, entre esas paredes, saben de que les hablo.
 
Ahí donde un problema se lo solucionaba con otro problema:
  • Cañerías rotas: Ahorro de agua.
  • Calefón sin poder arreglarse: Copiar el modelo Parisino.
  • Cama marinera con maderas flexibles: Estar preparado para la guerra.
  • Comer en una mesita de luz: Creer en la última cena.
  • Perchero digital: Rutas aéreas sin aterrizaje.
  • Baño con agujero en el piso: Tacho de basura incorporado.
  • Heladera ropero: Mantiene toda la indumentaria fresca.
  • Lavar a mano: Poncio Pilato.
 
 
No puedo pasar en alto (ni en bajo) el agradecimiento para mi compadre Juan que me abrió las puertas de su hogar, tan chico y tan grande. Esos gestos quedan marcados y te muestran lo que puede llegar a hacer un amigo. Él dejó que sea mi casa también, y yo vendí mi parte.
 
 
 
 
La satisfacción de tener algo mío, a pesar de ser alquilado, es muy grande. Conseguir lo que parecía inalcanzable, pasando por muchas etapas y portones cerrados, otros con doble candado, pero finalmente llegó lo que, en realidad, todos buscamos: un techo y un par de paredes para poder vivir, por lo menos los próximos dos (2) años ¿Alvarito está en casa?
 

“Contrato de locación; Locador y locatario; Garantes o fiadores; Garantía; Pagar del uno al siete de cada mes”.