Somos un número

viernes, 30 de septiembre de 2011

El menú de la naturaleza: Una piedra.



Escalones, escalones, escalones. Respiración muy agitada. ¿Ya llegamos al a India? No. Un poco más falta.

Otra vez la naturaleza y el pincel de barba hacen de la suya. El silencio se hace dueño de la descripción.


La piedra del Peñón está ubicada a las cercanías de un pueblito llamado Guatapé a casi 1. 45hs de Medellín. La naturaleza te come con esta obra magistral. Esta piedra de gran tamaño tiene en su cima una vista hacia varios lagos rodeados por islas pequeñas, todo cubierto por una vegetación que te mastica.

Sin apuro llego al último de toda la banda que viajamos juntos. Aunque dicen que los últimos serán los primeros, no me pasó. Llegué al último, pero el menú alcanzaba para todos.

Varios comercios de comidas manchan un poco el paisaje antes de llegar a la piedra e incluso en la parte de arriba de la misma. Se siente paz. Y el nivel de stress, ya muy bajo (a esta altura), desciende un poco más.


Al regreso escalones más escalones. Piernitas tiritando cual orgasmo esperado. Y  la paz en el alma que sólo este tipo de lugares pueden convidarte.




Cali, con gusto a barrio




Y de pronto, caminando por la no tan pintoresca plaza central de Cali un vendedor ambulante me ofrece: “¿Tinto?”

Y eran las 8 de la mañana, pero un tinto no se le niega a nadie. ¿O no?

Santiago de Cali es una de las ciudades más importantes de Colombia, conocida por ser la capital de la Salsa y cuna de grandes artistas.

En esta ciudad todos bailan Salsa, se respira salsa. Y no de esa con comino, ajo y mucha cebolla. Esta danza no tiene distinción social, edad ni sexo. Todos bailan y a cualquier hora. Es normal ver a “abuelos” yendo a bailar a las 5 de la tarde empilchados y listos para la Rumba. Con una meta: levantar a alguna de la primera guerra mundial.

Agua fría
Muchos turistas se quejaban del calor que hacía en Cali, acostumbrado a mí provincia esto no era un disgusto para mí.

“¿Cuál es el agua caliente?” No hay… contestó el amable y cordial dueño del hostel.  La cara de mi compadre mexicano fue indescriptible. Solución a este inconveniente fue una pequeña capacitación para un rápido baño con agua fría.

Una corta charla de política, con un bondadoso personaje del hostel, me hizo confirmar que en Latinoamérica la política es la misma mierda. Todos los gobernantes son iguales. Sin excepción. O todavía tengo la esperanza de encontrarla.

Las frituras en las calles son parte del paisaje de Cali. Por 1.500 colombianos (3.25 pesos nuestros)  uno puede comer un estilo bomba rellena, de historias. Estas van a lograr que el estómago se tranquilice por una horita.

Mío
Es el nombre del sistema de transporte más puntual que conocí hasta el momento. El metro, como le dicen aquí, es una especie de tren – subte que atraviesa toda la ciudad y te deja en el lugar que uno quiere estar a la hora que anuncia estar.

Bubis.
Tetas, pechos, gomas o como quieran llamarle. A mí me llamó la atención, desde que llegué a Colombia, y haciendo un análisis casi médico, el tamaño de esa parte del cuerpo de las mujeres Cafeteras. Según mitos y profesionales de la salud, Colombia es uno de los países con más operaciones estéticas. A no perder la ilusión, ya me cagaron cuando me dijeron que los reyes magos no existen.


El tinto se le dice al Café. Me imagino que nadie pensó que era un Vino. Seguiré recorriendo este país lleno de sorpresas y con nuevo destino: Medellín.



sábado, 24 de septiembre de 2011

A Bogotá



Ud está equivocada. Si todavía sigue pensando que el tránsito en su provincia es un caos es por que no conoce Colombia.

Más de 8 millones de personas viven en su capital:  Bogotá. Ciudad, cuidad. No es lo que estaba buscando. Será de paso nomás, por el momento. No hay que olvidar que para la vuelta tengo que pasar por aquí.

Con un centro histórico marcado por el colonialismo Español esta ciudad transita un verdadero quilombo vehicular. Un rico pasado de conquistas que no viene al caso aburrirlos, y un museo en el cual hay obras de Botero que valen la pena ser visitadas.



Sopa de ajiaco (buscar en gourmet) y una pizza con choclo, salchichas y elementos un tanto extraños, los cuales me pareció mejor no preguntar que eran, me dieron una rica bienvenida.


La buena onda del hostel vino esta vez desde el país del tequila y los mariachis. Un pinche cabrón Mexicano, que ahora es mi nuevo compatriota de viaje. ¿Quién sabe hasta cuándo?

Es siempre entretenido ver el cambio de guardia presidencial, más si los tipitos que se encargan de la seguridad del primer mandatario tienen disfraces de colores y juegan a “quién se queda con el trapo” con la bandera de Colombia.

Puestos callejeros con frituras y (sin) todas las normas ISO 9000 abundan por todas las esquinas y no tan esquinas. Psicología barata entre temas de amor y desamor con una Venezolana, que imitaba el acento Colombiano (para que no nos vean la cara de turistas) marcaron un poco las tardes.

Nos vemos a la vuelta Bogotá. Con un poco más de experiencia de Colombia.

Del sulky a Ezeiza



En un armonioso paso por Baires tuve la responsabilidad de tener que cuidar a un cachorro tiernamente endemoniado, festejar el cumple de Juancho y continuar con meus olhos cautivados. Pero llegaba la hora de la verdad.

La hora de viajar en avión. Acostumbrado al colectivo número 118 en mi provincia, quien les narra tuvo el agrado de conocer el aeropuerto de Ezeiza.  Ya el nombre me hacía pensar que era un tanto grande. Con la experiencia (vergüenza) de casi perder el buquebus que me devolvía a mi país desde Uruguay, fui con varias horas de anticipación a tomar el bendito pájaro que me llevaría a la tierra del café.

“La puerta 16, cualquier duda podés fijarte en los monitores…” Aya.


Pasaporte y a la nave. El asiento no se hace para atrás. Más similar a aquél bondi que atraviesa toda mi provincia no podía ser. Sólo me faltaba las ventanillas bajadas y un poco de olor a desodorante que abandona.

Control remoto, auriculares y TV propia para poder elegir entre pelis, canciones y demás chucherías. Sin duda el último cd de Joaquín Sabina fue lo que mis oídos escucharon. Ahora si se parecía a un avión de esos de la tele.

Parada en Aeropuerto de Lima. Free-shop sin comprar nada y de vuelta a volar. Este nuevo pájaro era menos lujoso, pero más confortable. Sí, se podía hacer unos 20cm el asiento hacia atrás. Cervecita Peruana y a esperar que llegue al nido.


Control de aduana con algún traspié y mi querida amiga Ximena esperándome en la puerta del aeropuerto: Al fin en Bogotá.


domingo, 18 de septiembre de 2011

Una ciudad llena de personajes: Montevideo




Abro y cierro un nuevo capítulo en este viaje por una ciudad poco turística, pero con muchas historias de personajes del extranjero.
En Uruguay viven 3 millones de habitantes y en su capital -Montevideo- está concentrada la mitad de su población. Decorada con muchos edificios, avenidas grandes y posters de Diego Forlán. Para muchos forasteros es muy parecida a Barcelona, para mí que el único Barcelona que conozco es donde juega Messi, es muy del estilo de Tucumán. Con más mates  y termos caminando casi solos.
La receta de día es caminar por toda la ciudad. Mapa (doblado) en mano y cámara en el bolsillo para no parecer tan turista. Caminar y caminar. Barrios como los de la “Yerba” y una costanera con viento y playa ideal para correr y bajar esos kilos de más. Recomiendo alquilar una bici.
De noche grandes conversaciones en una gran ensalada de países de todo el mundo. Te invitan a seguir viajando, soñando. Pensar lo poco que uno conoce y lo mucho que le falta por conocer.
La delicadeza en las obras es para los genios. Y cuando el bolsillo asusta uno llega a tener un destello de magia. Una noche, una magnífica terraza de aquel Red Hostel (chivo) fue refrescada por el dulce sabor de un vino white (en caja) más lo que puede aportar al paladar una gaseosa de limón. Distintos países probaron la pócima. ¡Qué mezcla la mía!
Entre debates y discusiones sobre el mal uso y el significado de las palabras conocí una bebida Argentina muy popular en Montevideo: el Fernet. Se acabaron los altercados entre Rosario, Córdoba, Buenos Aires y Tucumán por un lado; España y Uruguay por el otro.
La mayoría de las noches eran Brasileras. Una vez comencé a hablar en portugués y no pude dejar de hacerlo. Invadió mis sueños y un poco más. Con un gran portuñol aprendí que en Brasil hay que más que zamba y Futbol: También hay cerveza.
En todo mi amigo “El español” estaba. Le enseñé que los Euros solo sirven allá y que aquí no se debe derrochar. A cambio de una estadía gratis en España el año que viene ¿a no era así?
Hubo cambio de hostel  y de algunos personajes. Brasil seguía siendo local y en el salteado de países aparecieron  periodistas, predicadores y  biblias. Mexicanas, Ecuatorianos, colombianas y hasta una Filipina de USA (Tanguera como ella sola). Sumado a todo esto una “Lu” que cautivó meus olhos.
Ud no se puede retirar del país sin haber comido un chivito, probado una bebida clásica el medio - medio, tomarse un buen mate con un Uruguayo y haber dicho la palabra “Ta”.
Para más información solo cruce el Río de la Plata e intente sacar sus propias conclusiones. Uruguay un gran capricho viajero que tenía: Prueba superada. Siga la flecha.


Próximo destino

sábado, 17 de septiembre de 2011

El candombe Uruguayo




Noche de domingo cerrada. Turistas transitan por calles solitarias y oscuras. No pasan autos y los negocios están ‘pal’ lunes.  Solo queda caminar y tener el sentido del oído muy ajustado.
Parece ritmo de cancha, algún equipo debe estar por jugar. Es raro, son demasiado armoniosos. Al fin se los puede apreciar. Alrededor de 25 hombres muy serios con sus “bombos” y delante de ellos 10 señoritas bailando al ritmo del Candombe Uruguayo.
Esta comparsa son “Los del Sur”. Y como todos los domingos salen por calles de Uruguay para practicar y alegrar sus corazones. Ojo, quieren llegar al carnaval de febrero, eso está muy claro. Pero la puja es brava.
Como ellos hay muchas comparsas que van a dar todo por el objetivo principal. Pero ¿qué es esto del candombe?

Luego de acompañarlos por varias cuadras, hacen un stop. Me acerco con mi fiel compañero “El Español” a una mujer, ella tiene todo su rostro transpirado y también su remera color pantera rosa.
Daniela capta rápidamente nuestra intriga: “Es la revelación de los pueblos afro contra la opresión que tenían como esclavos en el Uruguay”.  Las mujeres van a delante tratando de despertar a los esclavos para que luchen.
Calma un poco el sudor de su cara y mueve ambas manos demostrando como las mujeres llamaban a la lucha a los esclavos. Esto fue durante la época colonial y hasta bien entrado el siglo XIX.
Me lleva con Sergio, es tímido, pero pisa fuerte en la banda. Me cuenta sobre el llamado que involucra muchas comparsas. Este entrenamiento es todo el año. Subir por una calle tocando y luego bajar por la misma.  Y así están practicando. Su sueño es llegar a febrero.
¿Cómo llegó el candombe a ser reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? Es gracias a todo las comparsas que luchan todo el año en las barriadas de Montevideo. Este ritmo que parece que entra al cuerpo y no quiere salir más.


Gracias a Lorena Tonini por las fotos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Punta tipo na






-¿Gor este verano vamos a Punta?
-No.
 

Me imagino que esa sería la respuesta más adecuada para semejante pregunta.

Punta del Este (Uruguay) está lejos de mi alcance económico y seguro que del tuyo también. Del tuyo sí, pero sos de los menos.
Ahora voy a pasar a enseñarles unos truquitos para poder viajar en las vacaciones a Punta. Sí, a Punta del Este.

*Costo del viaje desde Montevideo: $200 Uruguayos Aprox $50 Argentinos. Una entrada a un boliche. Ya estás más cerca.

*Comida: una gran empanada. $42 Uruguayos. Un poquito más de un Manuel Belgrano. No se parecen en nada a las de Tucson, pero llenan.

*Estación/ momento en el año para visitarla: Mientras más lejos de enero mejor. La típica foto igual la podés tomar para el perfil de tu red social favorita.



Este maravilloso municipio forma parte del departamento Maldonado. Tiene alrededor de 20 mil habitantes (según Wikipedia) durante el año. Yo no vi a ninguno. Y en el verano es un hormiguero.
Las casas, las calles, la costa. El olor, las bicis, los perros. Las señoras barriendo, La Iglesia y el Faro. El sol, los Dedos, las Sirenas. Todo parece haber sido extraído de una maqueta perfecta. Y aprobada con diez
La única que faltó al baile fue La Virgen de La Candelaria. Según fuentes confirman que ella visita Punta en enero solamente. A pesar de esto el vagabundo que cuidaba el sitio, en su ausencia, cuenta que "a ella, la estaban arreglando". Simplemente.

Maquillado y planchita para estar Top en el verano 2012.

Entonces a prepararse para las Toninas o en su defecto el Camping "El Boyero", en Trancas, Tucumán.

 

viernes, 9 de septiembre de 2011

Un cuento para los más grandes



Uruguay tiene uno de los transportes públicos más caros de Sudamérica. El costo: 18 uruguayos equivalente a $4.5 en pesos argentinos. Son distancias cortas en Montevideo.

 En un viaje de 15 minutos de pronto sube una señora, más de 60 años, pide permiso y comienza con el típico cuento. Yo egoísta o como un reverendo hijo de puta, pongo mi cabeza en la ventanilla y no le presto atención.

De pronto esta señora comenzó a narrar un cuento y a pesar de que yo hacía fuerza para no escucharla logró atraparme y agrandar mis orejas, como las de un elefante.

Nunca leí a Jorge Bucay, pero por mi cargo de conciencia y por lo excelente que es el cuento se los quiero compartir.


El elefante encadenado 

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenia cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:
- Si esta amaestrado, ¿por que lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mi alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal acepto su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree - pobre- que NO PUEDE.
El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez




Y este cuento a terminado.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Colonia: La Linda





Crucé la Av. principal llamada Gral. Flores con mapa en mano, me distraigo, ¿pienso en la inmortalidad del cangrejo? No, en lo pesada que está mi mochila. De pronto un auto. La situación: Auto, avenida y yo. No pasa nada, el vehículo se detiene. Mi corazón, también.

Quizás sea un hincha pelotas, pero la primera habitación que me ofrecieron en el hostel no me cerraba. Una escalerita muy empinada y me tocaba la cama de arriba. Cambio.

El cambio con el peso es así: Hostel $320 Uruguayos que equivale a $80 patacones nuestros. Desayuno incluido. Siempre dividir en 4, esa esa la regla.

¿Será mi buzo color amarillo precaución? Una situación parecida en una calle interior, el auto vuelve a dejarme pasar. Me saco el color patito, y una señora muy bonita me cede el paso a unas cuadras del hostel. Increíble pero cierto. 

                                           Manejate


Clases de Español y Polaco gratis

No costó mucho tiempo comenzar a entablar una conversación con “El Polaco”. Alto, pelo corto y sin pinta de polaco. Tiene de 30 años, muchos países recorridos y, por supuesto, varios idiomas maneja  el pola.

 Debate gracioso sobre la interpretación de la palabra Argentina “Vos” y la relación directa en el ingles con “Boss”.  ¿Le estaba diciendo que era mi jefe? ¿Cambiaba a mi ex jefa por un polaco? Difícil, pero ese era el diálogo que se entendía si alguien pasaba y chismoseaba.

Colonia es un lugar recomendado para ser visitado en una escapada cuando uno visita  Buenos Aires. Aquí seguramente serán atropellados, pero por la magia que cubre su estilo colonial y sus pequeñas playitas.

Do jutra. En polaco: Hasta mañana.

A Colonia en buquebus







“Eh chango este mar es más trucho, no tiene olas”.

Mientras un niñito da vueltas por este gran colectivo envuelto en salvavidas, una madre pone cara de culo y lo espera. Una voz suena fuerte y puedo informarles que estamos viajando a 11 nudos y en 3 horas tocamos suelo Uruguayo. María Veliz, Jefa de cabina. La chofer.

El único nudo que yo conocía hasta entonces era el de la zapatilla. Dormí como 1 hora y el buque no se detuvo. A dos asientos un señor me mira cuando escribo en mi minúscula agendita. El escritor no se pone nervioso y continúa.

Me acerqué a los grandes ventanales y el piso se movió bastante, se lo conoce también como “un poco mareado”. Mi cara igual no cambió, me hice el que no pasó nada y volví lentamente a mi asiento. Cualquiera de estos reclinables -extrañamente- no están numerados. Uno se puede sentar donde quiera. Esta regla por lo menos rige en clase turista…

Tierra firme y me pongo en el papel de Joaquín Sabina para citar una pequeña parte de una de sus obras maestras: “ojalá que estuvieras(n) conmigo en el río de la plata”.