Somos un número

jueves, 11 de diciembre de 2014

17 llamadas perdidas

Una vez me llamaron 17 veces. En serio.

En épocas donde la simple batería de un celular duraba semanas enteras y las conversaciones -cara a cara- entre seres humanos eran frecuentes, encontré mi teléfono móvil sobrecargado de llamadas perdidas y enroscado de mensajes de texto. Ninguna respuesta.

Ranchillos es una comuna rural ubicada a 24 kilómetros de San Miguel de Tucumán y pertenece al departamento de Cruz Alta. Con una población de más de 5 mil habitantes, en el principio de los principios, todo giraba alrededor del ingenio. Hoy, este lugar cobra realmente vida, para el resto del mundo, gracias a sus carnavales.

Una sana costumbre tucumana es el uso y el abuso de las cosas. Si en el universo el carnaval dura tres días, en Tucumán dura todo el verano. Y el festejo de esta tradición se ha transformado en un culto en este pequeño y misterioso pueblo.
 
Agrupaciones de música tropical de todo el país invaden el escenario del club San Antonio de Ranchillos, terreno donde se realiza el evento carnavalero. De todo tipo, gusto, religión y color; grupo tras grupo hacen sonar sus timbales, y demás instrumentos. Y  la hinchada sentencia y responde con fervor o indiferencia a sus ídolos.

Mientras tanto, debajo del escenario el pueblo juega a mojarse con agua, mancharse con pinturas, apretar el pomo y romperse (literalmente) las vestimentas. Cualquier parecido con una serie sobre zombis norteamericana es pura casualidad.

Diario La Gaceta. Foto de Ines Quinteros Orio
Qué rollo la ropa rota que se moja por el rocío. ¿Era rosa o roja? No sé, pero estaba dentro de ese ropero de roble. Roque, mirá la roncha que tengo en la rodilla, y bueno, ella solo quería tener un romance conmigo. En mi rodado, que era como un rótulo, yo la tenía dura como una roca y le decía que conocía Roma, pero era una enorme rosca.

¡Ésta es para vos Oktoberfest! Un vaso de cerveza del tamaño de un balde de pochoclos, de su cine predilecto, lo espera dentro de un domo que protege todo el club. El contexto puede parecer una guerra, y hasta en algún punto lo es, pero su vaso permanece inmaculado, con un aura celestial que impide todo tipo de derrame o pérdida. No ingresa ningún producto externo, ni sale tampoco, a menos que ud lo autorice empinando el codo.
 
Los expedientes secretos X: Ranchillos tuvo fama internacional y fue tendencia en el ámbito fantasmagórico por una foto tomada desde el escenario en dirección a la gente. Una imagen difusa dio vueltas por todas partes hasta que, como siempre, conseguimos a un mexicano (Oxlack Castro) que se encargó de hacer una investigación con argumentos que lograron convencer a todos. Menos a mí.

El fantasma de Ranchillos. Aquí el video. 

Una vez descripto este gran lugar donde todos los años estamos invitados a vivir una experiencia única y hasta paranormal, puedo compartir una pequeña historia.
Corría el año 2006, quizás. Un domingo de carnaval, el cumpleaños de un amigo con la parrilla llena de humo. Alguna que otra bebida para refrescar el paladar y el cuerpo. El calor tucumano es el gran enemigo de la sed.
Famoso futbolista que lo agarraron infragranti en el baile.
Una idea y una coincidencia: ¡Vamos a Ranchillos! Una decisión unánime y el grupo partió hacia ese paraíso de color rojo -predominante- en todo su decorado ¿Alguna vez respiraste carnaval? Aquí podes llevarte gratuitamente las cantidades, de esa escasa fragancia, necesarias para todo un año. Hasta el próximo.

¿Cuándo uno va al infierno debe avisar antes? Un par de horas después de disfrutar del encanto del carnaval, cuando logramos salir de ese mágico edén y regresar a la realidad virtual, lo primero que hice fue revisar mi celular. Recuerden que por esos momentos no era indispensable llevar el teléfono a todas partes. Cuando vi la pantalla (monocromática) que explotaba de llamadas perdidas y mensajes inentendibles…
 
En total había diecisiete llamadas perdidas que correspondían a un solo número y a una sola persona. No vale el caso ir a etiquetar a esa novia que tan buenos recuerdos me dejó (?), pero si encontrar, después de muchos años, una respuesta para saber por qué alguien llame a otro alguien tantas (17) veces.

¿No era obvio que no tenía el celular conmigo? ¿Los ladrones contestan las llamadas? ¿Tanto crédito tenía? ¿Los celulares se pierden o se olvidan? ¿Por qué duraban tanto las baterías? ¿A las cuántas era denuncia por acoso? ¿Se sabía mi número de memoria o tenía discado directo? ¿Habrá llamado a mi mamá para saber de mí? ¿En mi casa no se preocupaban?
 
 
A pesar del paso del tiempo y varios carnavales encima, no consigo responder ninguna de estas ni otras preguntas, un tanto más interesantes, pero lo que sí puedo estar seguro es que me hubiera ahorrado toda esta nota, quizás, si seguía un gran consejo que me dio mi papá: “Si vas al infierno, mándame un mensaje de texto para que me quede tranquilo y sepa dónde estás”.














domingo, 21 de septiembre de 2014

Podría ser, pero no.


"Nada más egocéntrico que escribir sobre uno mismo".
YO.
Dos veces en mi vida una máquina de afeitar y tijeras me dejaron la cabeza esquilada. La primera fue en la madrugada donde festejaba mi cumpleaños número dieciocho (18),  y como lo manda la naturaleza en Tucumán, mis amigos se encargaron del tema. Y la segunda vez fue cuando culminé mis estudios universitarios. Entre huevos y pinturas, cabeza rapada.

Podría decir que me conmovió la historia del futbolista Jonás Gutiérrez.  Y como signo de solidaridad y de compromiso, tal como lo hicieron sus amigos, imité ese gesto de apoyo para brindarle fuerza al ex jugador de la selección Argentina, que tiene una batalla muy dura contra una enfermedad y que la está ganando. Pero no, no fue por eso.

Nació una bella criatura de la cual voy a tener la responsabilidad de ser el padrino: mi hermano tuvo una nena. Lo primero que hicieron, luego de los tradicionales aritos dorados, fue cortarle el pelo. Podría haber querido jugar y ser un padrino 3.0. Pero no.

Independiente volvió a primera sufriendo y haciendo un tour por toda la Argentina. Empezó este semestre el torneo y ganó más de tres partidos seguidos (hasta hoy por lo menos). Juega al fútbol como esas mujeres recién separadas que quieren hacer todo lo que no las dejaban hacer antes. Podría ser esto una gran excusa para un cambio de look. Podría, pero no.

Llamar la atención. Me di cuenta, luego de no ir al psicólogo ni una vez (todavía), que quiero llamar la atención. Entonces que mejor manera de ser el centro con un cambio visible al exterior. Todos lo pueden ver, preguntar, tocar, pensar hipótesis, hacer aportes y hasta sacar conclusiones. Podría ser esta la razón, es la más convincente comparándolas con las anteriores, pero no.

Ya llegó la primavera, un cambio de estación. Las personas esperan con ansias todo el año que llegue este mes para poder publicar en sus redes sociales alguna canción o algo que haga referencia al día de la fecha.  Un cambio climático, de pensamiento. Un cambio. Por ahí puede andar la razón por la cual elegí pasar a cero, podría. Pero no.
 Y la inflación que afecta el país es muy fuerte. Ir a la peluquería es carísimo, no puede ser lo que te cobra Roberto Giordano, así no hay plata que alcance. La mejor manera de ahorrar dinero es aprender a cortarse el pelo o decirle a alguien de confianza que te ayude y lo haga. Y que corte mucho, así le hacés un agujero a la inflación. No, esta ni podría ser.
¿Por qué Jesús tenía esa caballera inmaculada? Buda nos ofrece un camino medio entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto (algo así encontré en Wikipedia) y nuestras calvas cabezas no se involucran en este acto. Es muy higiénico y hay un tema menos de que preocuparnos. Por eso elegí el Budismo. Podría, pero no.

Las apuestas son posibilidades dentro de un rango, esto nos determina un acierto o una falla. En la mayoría de los casos triunfa lo que no elegimos. En fin y después de tantas vueltas y no decir nada, perdí una apuesta y tuve que pasar por el quirófano a que le dé forma a mi cabellera. Podría ser también, pero no.

Podría ser que estaba una tarde con mi amigo Juan y su amada Cecilia. Quizás comimos mucho ese día, podría ser eso. Aunque también ese día estábamos viendo tele y salió el tema de tomar valentía y la determinación de pasarse una máquina y afeitarse toda la cabellera.

Seguramente fue Cecilia quién clavó el virus de la duda. Y así, simple: poner a cargar la máquina de cortar el poco pasto, que tenemos sobre la cabeza, y hacerlo. Podría ser, pero no. Pero sí.

Quería escribir algo. Sin excusas.

 












 






 

 

viernes, 18 de julio de 2014

Venezuela arrechísima

Caracas es la segunda ciudad más peligrosa del planeta con una tasa de 134 homicidios por cada 100 mil habitantes.

¿O quizás tuve suerte en este viaje?
Mis notas tratan de reflejar siempre alguna aventura nueva. En el capítulo de hoy voy a intentar relatar con palabras lo que mis sentidos llegaron a percibir en mi último viaje. Mayo del corriente año, antes del mundial de fútbol.
Desde fines del año pasado y a principios de 2014 tenía el capricho de poder cruzar el charco y conocer la tierra de mi abuelo, esa que le dicen la madre patria. Y ya que andaba por ahí, pasar unas cuantas fronteras. La zona roja también.
El tiempo fue mi peor enemigo. Pocos días para tanto y rápidamente decidí cambiar mi destino. Aquí, un poco más cerca. Los lugares son infinitos, pero había un país que me faltaba en Sudamérica (Suramérica) y que no podía dejar pasar la posibilidad. Ni tampoco la gran oferta que había en el costo del pasaje en avión.

Venezuela. Si, ¿por qué no? ya había caminado por suelos de Bolivia, Perú, Brasil, Ecuador, Uruguay, Chile y Colombia. Me faltaba seguir un poco más arriba. ¿Por qué no? me volvía a preguntar.
Preguntar opiniones fue mi gran error apenas saqué el boleto. A toda persona que compartía el lugar elegido su respuesta era totalmente negativa. ¿Justo ahora? ¿No ves lo que pasa en la televisión? ¿Viste los secuestros, los robos, lo inseguro que es? ¿Estás loco? Y mil maneras de "cuidarme" era lo que recibía como consejos.
Será que con los años me estoy volviendo más terco que con cada una de esas ignorantes acusaciones más ganas me daban de tocar tierra Venezolana y comprobar un poco de que se trataba todo eso que veíamos sentados frente al tele.
Hablo de ignorantes por el desconocimiento. Por hablar leyendo una sola cara, una porción de la realidad. Una parte de un todo que es diferente. Opinar de un lugar a miles de kilómetros sin conocerlo es realmente algo que no logro entender, pero tomé todas esas preguntas del mejor modo.

Es vital para poder pensar en Venezuela tres temas fundamentales: petróleo, dólar y mala fama.
El primero es el petróleo. Recuerdo aquella Copa América del año 2007 disputada en Venezuela, que periodistas Argentinos comparaban los precios del agua con el del petróleo. En ese momento me sonaba ilógico. ¿Cómo una botella de agua puede ser más cara que cargar nafta?
Apenas respiré aire caraqueño comprendí todo este tema. El petróleo está subsidiado completamente por parte del estado. Uno llena el tanque de nafta con monedas. Increíble, pero cierto. Dame un paquete de galletas, y con el vuelto llename el tanque, campeón.
Esta liquidez económica que provee la exportación del petróleo hace que el estado importe todo tipo de productos. La industria nacional no forma parte del calendario y lo que se consume en el día a día es ”made in afuera”. Cualquier parecido a nuestra década del 90 es pura casualidad.
Ahora analizar si está mal que el estado subsidie todo el líquido negro, que no se apueste al mercado del país y que el precio del combustible sea tan mínimo es otro cantar, otro tipo de discusión. Algo de ellos, que verdaderamente no es problema nuestro ¿no?

El segundo tema importante es el dólar. Los argentinos vivimos acostumbrados a pensar en verde. Verde dólar. Y ese pensamiento hace que el dólar siga teniendo forma y que estemos muy atentos a su cotización, lo buscamos en todos los medios, como sube, como baja. Y menea así. 
En la mesa al almorzar o al cenar es un punto de discusión. En Venezuela pasa algo similar, pero muy exagerado en cifras.
Hay distintos tipos de dólares, para las grandes empresas, para el que viaja y para el que quiere hacer negocios negros. El popular paralelo o blue, como le decimos de cariño. La diferencia entre el dólar oficial y este último es muy amplia, lo que causa que la moneda se sacuda y la especulación de algunos afecte a todos.

Mala fama es un grupo de cumbia que sonaba en todas las bailantas en los años 90. Poco tiene que ver con la fama internacional que tiene Venezuela a nivel mundial. Intentar comprar un libro de turismo que sea especializado en el país es casi imposible. Encontrar recomendaciones positivas (dejando de lado Las Islas Margaritas y Los Roques) es una misión de horas de navegación en Internet.
Y esa fama exterior está impregnada en el interior del país. En Caracas no se puede respirar porque es peligroso. Olvídense de caminar, tomar el metro, un taxi. El día no tiene noche. Todo se parece a un toque de queda pactado por la sociedad. ¿Es todo esto real?
Tuve la gracia divina de estar casi diez días en la capital. Pude caminar con mi cámara de fotos, mi bermuda y mis medias con zapatillas. Conocí un poco de la noche, cosas turísticas, barrios. Me subí al metro, a las busetas y, si no le cuentan a nadie, me tomé un taxi también.

Habiendo dejado un poco claro mi forma de entender al país, es ahora más fácil contarles sobre lo que pude conocer de este gran lugar.


Caracas, ese hermoso kilombo.
El aeropuerto queda arriba. La ciudad queda abajo. Una montaña (poblada de casas y construcciones) atraviesa toda la capital Caraqueña, se llama El Ávila. Ese monstruo que puede verse desde cualquier punto donde uno se encuentre, te da un mapa natural para saber dónde queda el norte. Por si estás perdido.
¿Quizás tuve suerte? Sí, cuando les digo sobre esa montaña que traspasa todo el contexto urbano, tuve el destino de hacer una excursión y caminarla. Recorrer todos sus climas internos y hasta tener un guía y un grupo que me alimentaba.



Hay distintos monumentos distribuidos por la ciudad que te envuelven la cabeza por las dimensiones que tienen. Enormes obras decoran el centro histórico y otras partes. El poder del estado queda muy bien expresado. Propagandas políticas con la cara de Hugo Chavez y de Nicolás Maduro bañan cada centímetro de espacio público.
Hablar del caos vehicular ya es algo muy gastado en todas las capitales del continente. Ahora imaginen que lo que hace andar a esos carros no tiene costo alguno ¿Lindo no? Por suerte existe un transporte público que te da la posibilidad de eliminar las bocinas y los semáforos, por un rato.
El metro de Caracas cubre una extensión importante y sigue en crecimiento. El estado lo subsidia, entonces el costo es muy bajo y accesible a todos. Las horas pico no son recomendadas cuando llevas cargando contigo una mochila con 15 kilos en la espalda. Estamos trabajando.

Poco turística. El desarrollo del turismo no está focalizado en la capital, lo que me llamó la atención mucho. O Mejor dicho, lo que hizo que yo llame mucho la atención por mi apariencia de extranjero. No es normal cruzarte con gringos ni ver un centro de atención o informes al turista.
¿Quizás tuve suerte? Sí, en el mismo tiempo que yo visitaba el país se desarrollaban los juegos suramericanos de playa “Vargas 2014”. Y tuve la atractiva posibilidad de ver un poco de rugby femenino y ver ganar a Argentina. Sin derrota digna.

La comida de Caracas es bastante variada por lo que pude picotear. Por una parte, y como en toda Latinoamérica, mucha fritura, pero por otra tiene una marcada influencia italiana y española. Bueno, ahora ya era chef el tipo.
Faltantes. Todos los días, por supuesto que antes del mundial, veíamos por los medios de comunicación el tema de alimentos básicos que faltaban en el país Bolivariano. Durante el tiempo que yo estuve en los supermercados se podía ver escases de leche y café. Cuando el súper traía estos productos las personas compraban de a cuatro paquetes (lo permitido) y la góndola se volvía a vaciar. Aclaro que si había papel higiénico.

Esta situación de faltantes, quizás casualmente, lo pude ver en Caracas, ya que alejándome un poco, a una hora, en dos encantadores pueblos, ubicados en direcciones opuestas, El Hatillo y Colonia Tovar (un mini pueblo Alemán) no sucedía este tipo de problemas.
El clima social, en la capital del país, no es bueno. Una forma de protesta en los barrios -con un mayor nivel económico- es quemar basura por las noches y cortar las calles, hasta que las autoridades apagan el fuego. Esta medida es repudiada por todos, incluso por los que no están de acuerdo con el gobierno actual.
Las extremas recomendaciones y la paranoia sobre horarios y lugares donde uno no debe acercarse son muy directas: todo, absolutamente todo, es peligroso e inseguro. Ese es el clima con el cual se van a chocar, más difícil que enterarse si va a llover o si esa temperatura perfecta de 25 grados sigue todo el año.
¿Quizás tuve suerte? Seguramente. Caracas tiene más que este poquito que les estoy contando y mucho más que se puede descubrir. Salir un poquito del all inclusive de Islas Margaritas y abrir los ojos por mérito propio. Conocer antes de hablar por hablar.


Los Roques, ahí me quiero casar.
Y para el final, para esos pocos que aún continúan leyendo este cuento tan largo, va lo más hermoso que pude conocer en mi vida. Un archipiélago lleno de playas. En el mapa lo pueden buscar como Los Roques, yo prefiero decirle El Edén. Bueno, el tipo fue a misa el domingo.
Una avioneta con lugar para transportar a un equipo de fútbol y su técnico toma vuelo y el continente queda lejos en minutos. Abrocharse o no los cinturones de seguridad pasa a ser un detalle mínimo, no hay espacio para una bonita azafata dando indicaciones o sirviendo un vaso de whisky.

Las imágenes desde el cielo son las mismas que las que hay en internet y en las revistas de turismo. Al descender (como Independiente) la realidad te hace cosquillas en brazos y piernas, el papel se vuelve verdad. No hay 3D que alcance.
Un pueblito, donde los Italianos descubrieron el negocio del turismo, con todas sus calles de arena y que las casas se convierten en posadas para dormir (cincuenta aproximadamente, no las conté). Una plaza, dos cajeros automáticos, tres mercaditos, dos licorerías, una panadería y una iglesia. Un puerto, un espacio para que aterricen las avionetas. Temporada baja y yo, ahí. El chico que publicó la foto en el face.

La gente como yo no gusta de los paquetes turísticos y cuando llega al destino tiene que empezar a buscar precios. Dado las dimensiones del terreno, caminando tres cuadras ya conseguí una habitación con cama matrimonial (por las dudas) con desayuno y cena. ¡Qué pena contigo que pagaste todo tan caro!
Distintas islas forman el archipiélago. Todas con nombres extraños que con el pasar de los días son tan familiares como pronunciables. Las excursiones se manejan y negocian en el puerto donde hay dos o tres líderes sindicales que manejan el transporte marítimo y se encargan de llenar y enviar las lanchas a un recorrido con paisajes memorables.

¿Quizás tuve suerte? Sí, seguramente. Los mismos días que estuve en este paraíso se realizó el encuentro Latinoamericano de Velas 2014. Cada país con su respectiva embarcación viajan por mares del continente y paran en algunos puntos específicos. Tuve el orgullo de poder ver, desde mar adentro, a nuestra hermosa Fragata Libertad, sacar la camiseta azul con la diez de Messi y que todos aplaudan. Algún show tenía que tirar.

Arena blanca, una sombrilla, una conservadora con hielo y alguna bebida refrescante. Quizás un ron. El mar cálido y transparente te presenta la libertad de su interior lleno de peces de mil formas y colores que solo animal planet puede mostrarte por televisión. Me animé a alquilar unas antiparras para jugar con los ojos bien abiertos. Mágico.


Arrechísima: En lenguaje juvenil, espectacular, sensacional. Dicho de una persona: Excitada por el apetito sexual. Según la Rae.es

Nada de este viaje podría haber resultado tan perfecto sin la ayuda de una amiga que me brindó no sólo la invitación a su país, sino también la libertad de conocerlo a mí manera. Todo lo  que rodea a esta mujer contagia energía positiva y yo fui un jugador de lujo en su circo.

La calidez humana del venezolano no me sorprendió, esperaba eso. Lo que sí me descolocó es lo lejos en el mapa que estamos y lo cercano y parecidos en tantos aspectos, el más marcado es el humor. La ironía y el sentido del chiste rápido tan similares al nuestro, con palabras distintas, pero con el mismo objetivo.
Habitual y ya casi un clásico, como en todos mis viajes mis compañeros de ruta siempre fueron parejas y yo el tercero en discordia. Venezuela no fue la excepción y aprendí a sacar fotos a enamorados de todas partes del mundo.
Destacable es el esfuerzo del pueblo venezolano que se caracteriza por ser muy trabajador. Es común tener dos trabajos. Pero más destacable todavía es el esfuerzo físico de las mujeres venezolanas para mantener su apariencia impecable.
¡Hasta los maniquí tienen enormes las tetas! Es impresionante la cantidad de mujeres con implantes mamarios en la ciudad de Caracas, no importa la raza ni la religión, está impuesto socialmente que desde chicas pasan por el quirófano para aumentar el tamaño de su corpiño. Nunca había visto algo así. Bueno, tampoco lo pude ver en vivo.
Un domingo en la playa me crucé a la dueña del hostel donde dormía, con la cual no había intercambiado más que saludos. Ella, con un vaso de ron en su mano derecha, me miró y me dijo:  "vos sos periodista ¿verdad? cuentale a la gente lo que ves. Lo que es". Y vine a hacer eso.
¿Quizás tuve suerte? Sí. Yo estuve en la segunda ciudad más peligrosa del mundo. Y viví para publicarlo.












domingo, 6 de abril de 2014

Para mí, el corpiño

 
“Corpiños en la valla del final de acción” - Babasónicos - El baile de Odín.
 
 
Las hojas del otoño nos avisan que el verano ha muerto. Y con ello todas nuestras expectativas visuales, pero no podemos olvidarnos de lo que pasó. Porque Daddy Yankee no tuvo razón en su canción.
Una moda, que no sabemos si será pasajera, se adueñó de la pasarela de las calles mostrando una polémica postal ante nuestros ojos: mujeres sin corpiño. ¿Lo habían notado?
El calor lleva al sector femenino a usar cada vez menos ropa, algo natural, pero estos meses del calendario nos enseñaron que la ropa interior, tan valorizada en el mundo, puede ser olvidada intencionalmente en el cajón de la mesita de luz o sobre la cama.
Eva fue la primera mujer que salió sin corpiño de su casa y también fue la primera en ponerse dos hojas de parra para cubrirse ambas mamas. Sinvergüenza. Toda dualidad de culpas que tengamos en nuestro interior tiene que ser dedicada a ella: la famosa minita de la manzana.
Todo un paradigma corre peligro. Los primeros afectados son los maestros en el arte de desprender corpiños que mantienen sus tácticas ancestrales enseñadas de generación en generación. Y por el lado comercial, tenemos a modelos que quedarían sin trabajo, callcenter de sprayette con desempleados, fábricas de algodón que cerrarían y al vendedor callejero de breteles de silicona, a un peso, pidiendo un plan trabajar.
 
Ante semejante presión y especulación corporativa no quedó otra alternativa que salir (desde el celular) a realizar una consulta popular sobre la temática y, llamativamente, el panorama es más profundo, contradictorio e intrigante de lo imaginado.

 
Comenzamos con Belén (26) porteña de naturaleza y rompe la pregunta con una clasificación muy precisa: “hay dos tipos de mujeres que no usan corpiños; las que tienen las tetas hechas y las que tienen las tetas muy chicas. Éstas últimas, para mí, son las típicas hippies que se hacen las Yoko Ono y dicen que es ´progre´. Ando en bicicleta y no uso corpiño”.

Seguimos por un lado poético cubierto de tintes inocentes y encaje transparente. Iteraria (25) es fans del sostén y apoya la indumentaria con frases para tener en cuenta: “Toda la seguridad se me cae junto con el corpiño. Que me saque (o me deje sacar) el corpiño es una re señal de amor. Cuidado, que junto con el corpiño me desprendes el corazón”. A copiar y pegar en el face. Me gusta.
 
 
 
“Para mí, es una cuestión cultural. Uno usa corpiño porque es lo que nos han enseñado. Cuando hace calor siempre que puedo (si la remera me lo permite) no uso corpiño. Es una prenda incómoda, pero que cumple una función deseada. Y ahí comienza todo”.  Y hasta ahí puedo publicar, en realidad, la opinión de Fer (25), el resto es secreto profesional.
 
Algún buen muchacho también quiso dar su aporte a la temática: “estoy en contra solamente a la hora del sexo, para algunos se nos complica el tema de desprender la trabita esa, pero si estoy a favor a la hora de un buen corpiño con encaje y más si tiene pocas tetas”.  Javo, las mil y una noches.
 
Para ver el record ingresá aquí: Record Guinness (corpiños).
 
Éste periodista tuvo que tomarse el gran trabajo de buscar una modelo para poder tener una opinión más calificada(?). Y la encontró en Sharon Zelaya (21). Detrás de su magnífica cabellera rubia y sonrisa tamaño familiar aclara: “Es algo sumamente personal, pero si bien depende del vestuario un sostén puede arruinar una prenda”. Y ante la duda, no duda en sus palabras: “¡Prefiero no usar!”.
 
 
Y si el mundo te da la espalda, no le hagas caso. Lu (25) nos explica el rol que cumple “el tamaño de la espalda y el peso, fundamentalmente, son LO TODO a la hora de determinar el talle del corpiño. Es decir, subís 2 kg y son 2 kg de tetas, equivale a un talle más de corpiño”. Inflación pura #PreciosCuidados.

Rosario es la ciudad Argentina con más astronautas mujeres del país. Y queda claro con Vir (28): “soy pro corpiño. Me siento incómoda cuando no lo uso. Yo lo veo más como una herramienta contra la gravedad. Ayudan a que la piel no se estire tanto y no te lleguen a la cintura”. Neil Armstrong, chocho.
 
De piel tostada, pelo corto, curvas para recorrerlas en un triciclo y flaquita para quebrarla de un abrazo. Rihanna (26) también quiso meter la cuchara en la temática: “si me pongo una remera no uso corpiño. Si uso corpiño no me pongo nada más arriba”. Atrevida la morena.
 
 
Es toda una cuestión de tamaño, según parece confirmar Pau (29): “el no uso de corpiño es para la que somos chatas. Para mí es libertad, para ellas no. Excepto que tengas remera blanca, hay que decirle NO al corpiño”. Catamarqueña y ante mis dos ojos no tiene nada de chata.
 

“Hay tetas y tetas. Hay tetas que podes usarlas con cualquier remera sin corpiño y otras tetas que, bueno, a veces tenemos que ponernos si o si  corpiño. Igual depende la temperatura ¿no?”. Si les cuento que Jimena (23)  viene del sur y que el frío es su hábitat normal, nos puede hacer disparar un poco los pensamientos, pero mejor sigamos.
 
Lili (33) viene del Norte de Santander (Colombia) y lo femenino no es un simple detalle menor: “es una cuestión de generaciones y culturas. Las viejas y las pibitas no usan porque a  las primeras se les olvida ponérselo y las segundas por rebeldía. Las abuelas no usan y son gigantes las bailarinas. Y libres”. No entendí bien que me quiso decir, pero el fragmento de las bailarinas estuvo mentalmente gracioso.
 
 
Ann (23) encantadora por donde la miren, pero ¡ojo!, su hobbie es el boxeo. La leemos: “Sin ese accesorio tan bendito creo que nos sentimos libres, como uds durmiendo en boxer. Sin embargo, forma parte de una sensualidad que puede hacerte sentir la más sexy del mundo. Más aún cuando estás acompañada”. Golpe al mentón de la ilusión.
 
La entrevistada Silvia (+55) dispara preguntas que no puedo responder: “¿Dónde quedó el maravilloso striptease de Demi Moore? ¿El escote de Marilyn?  ¿Y las lolas prohibidas y auténticas de Isabel Sarli?”. Y también agrega por las dudas: “Ojo, yo también anduve por la vida sin corpiño, pero no se notaba. Lo que pasa es que te sentís más libre”. Muchos datos innecesarios, para el interés real de la nota, teniendo en cuenta que esa señora es mi madre. Turno al psicólogo.
 
 
 El andar felino muestra signos de libertad en un subir y bajar repentino con vaivenes que inducen a un cabeceo simbólico. El tamaño importa, el relleno también. Algunas tendrán abundante y en posición ascendente y turgente. Otras, como El Rojo, están en descenso. El tiempo hace estragos. En el barrio si están firmes se les dice palito.

La numerología es la ciencia que estudia los números (entre otras cosas, quizás) y nos dice que en todas partes del mundo, desde hace 100 años que Mary Phelps Jacob inventó el corpiño, el número perfecto al que todas aspiran es el 90. Ese es el talle que quieren tener y que está impuesto. Menos en tierra de Botero.
 
 
La libertad es lo que ansía el hombre de todos los tiempos. Ellas, con llegar a casa y sacarse  el brasier están tocando el cielo con las manos. Esta nueva moda parece ser otro indicio de lucha contra la opresión y autoridad que ellas mismas se imponen y que nosotros no entramos en tema. Lo importante es siempre fijarse en lo de adentro. Del corpiño.
  
………………………….......
Voz en off.
 
-Yo no tengo la culpa, sólo tengo las tetas.
-Menos de 95 nunca no está usando. Excepto que sea torta.
-Defenestrarlos.
-Se le re marcan los timbres porque la silicona es fría.
-Tetas en la garganta o en el pupo.
-Un año y medio de lactancia. Se arruinan los corpiños.
-No salgo de mi casa sin corpiño desde los 9 años.
-Los breteles desmontables son un invento del diablo.
-El Corpiño deportivo es muy cómodo.
-De talle 95 para arriba, el corpiño es una cuestión vital.
-Me gusta usar corpiño y les tengo fobia a los bichos, a las alturas y las tetas caídas.
-Yo tetas no tengo, pero soy pro tema.
-Hay una cuestión de querer caretearla con el no uso corpiño. Y en realidad si se usa. No todas las que dicen no usan, tiran show, como vos.
-Llegar a tu casa y sentir la libertad del campo no tiene precio.
-Los corpiños se miden de 5 en 5. Dedos.
……………………...............



Esta investigación se basó en preguntas y respuestas por Twitter. Además de audios del Whatsapp. El periodista nunca salió de su casa para entrevistar.
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

sábado, 18 de enero de 2014

Casa en casa

 
No me van a renovar el contrato del departamento”. Esas fueron las palabras de mi gran amigo Juan.
 
Eso significaba…
 
 
 
Hoy, ya no tienen eco en mi cabeza, pero en ese momento fueron lo suficientemente duras para entender que -por primera vez en mi vida- tendría que buscar un lugar donde vivir. Un lugar que sea mío, claro.
 
Averiguar un departamento: ¡QUÉ TORTURA! Benditos los humanos que no han pasado por ese camino. Miserables, el resto. Tan difícil resulta brincar sobre piedras, esquivar los cometas, tirar arena en los ojos.
 
 
 
Como el porcentaje de egoísmo no está -totalmente- desarrollado en mi cuerpo, voy a realizar un pequeño paréntesis y dar unos consejos útiles para inútiles como yo. A copiar y pegar.
 
* Voluntad inquebrantable: Es necesario que el futuro inquilino (y ya metemos terminología apropiada) busque, busque y busque. Cuál esferas del dragón.
 
* Conexión a internet segura: Nada de robar wi-fi. El engranaje de internet abre un mundo sin fin “entre fotos y cuadernos, entre cosas y recuerdos, que no puedo comprender”.  Un doble clic te puede llevar al sacrilegio de deptos con baños sin bidet.
 
* Lápiz y papel: Había una agendita en tu mesa de luz. Bueno, llegó el momento de explotarla. Números de teléfonos, “direcciones de calles que no existen”, nombres y apodos, calificaciones según el timbre de voz, caritas felices y demás escrituras van a llenar aquella vieja agenda.
 
*Seguir el subte y no a tu corazón: Y a tu billetera, por supuesto. La ley de seguir al subte es crucial para vivir en capital federal, siempre alquilar teniendo en mente una avenida y no un bar nocturno con dos por uno (2x1) en tragos.
 
*Ojo, no es lo que parece: Algunos departamentos lucen por las fotos y la descripción del vendedor como si fueran palacios memorables del siglo pasado. Al sentir en vivo la humedad y el abandono que tienen no podemos negar su antigüedad.
 
“El locatario va restituir la propiedad en las mismas condiciones o pagar el importe de los objetos que faltaren o estuvieren rotos y/o deteriorados, salvo los que resulten del buen uso y la acción del tiempo”.
 
 
Reconocer el problema: solo es el primer paso
 
 
Elegir el departamento que llene nuestras expectativas y que nuestro bolsillo logre vulnerar es una parte del proceso, pero es la primera. Piensen en llegar a la final del mundial, eso no te da la copa del mundo. Cebollita.
Cuando ya nos imaginamos viviendo en ese nuevo inmueble es cuando le toca al hombrecito o mujercita de la INMOBILIARIA hablar y presentar su oferta. Ahí la película se pone más interesante, y más allá del lado económico, tiene un giro muy particular: Los requisitos.
 
 
Es más fácil aprobar el examen de medicina en la Universidad de Tucumán, arrepentirse y estudiar en el Instituto Balseiro a distancia física nuclear, que conseguir todo lo que necesita una inmobiliaria para darte el visto bueno de un inmueble. Odisea horizontal.
 
Garantía que sea de Capital Federal +Aval financiero de recibos de sueldos de otras personas + un mes y medio de adelanto ($) + comisión por favor. Gracias.
No voy a dar detalles de cómo conseguí todas esas exigencias, fueron días en que el stress reinó como nunca antes en mis, apenas, veinte (20) años de edad.
Lo que sí me sucedió es que cuando necesité ayuda de verdad, los que me dieron una mano y la mitad de la otra, fueron personas del (Lado B) interior del país y no de Bs As. ¿Casualidad o catarsis?
 
“El LOCADOR no se responsabiliza por incendios o por cualquier otro accidente causado en la propiedad lacada, sea casual o intencional”.
 
Chau a la Viamonte House´s
 
 
Y así, chiflando bajito me fui de aquel gran departamento, ubicado en el coqueto barrio de Once (11) para mudarme al mojado barrio de Belgrano. Imposible olvidar todas las vivencias de aquel mágico ambiente en donde todo era posible, al mismo tiempo. Los que tuvieron la oportunidad de acompañarme ahí, entre esas paredes, saben de que les hablo.
 
Ahí donde un problema se lo solucionaba con otro problema:
  • Cañerías rotas: Ahorro de agua.
  • Calefón sin poder arreglarse: Copiar el modelo Parisino.
  • Cama marinera con maderas flexibles: Estar preparado para la guerra.
  • Comer en una mesita de luz: Creer en la última cena.
  • Perchero digital: Rutas aéreas sin aterrizaje.
  • Baño con agujero en el piso: Tacho de basura incorporado.
  • Heladera ropero: Mantiene toda la indumentaria fresca.
  • Lavar a mano: Poncio Pilato.
 
 
No puedo pasar en alto (ni en bajo) el agradecimiento para mi compadre Juan que me abrió las puertas de su hogar, tan chico y tan grande. Esos gestos quedan marcados y te muestran lo que puede llegar a hacer un amigo. Él dejó que sea mi casa también, y yo vendí mi parte.
 
 
 
 
La satisfacción de tener algo mío, a pesar de ser alquilado, es muy grande. Conseguir lo que parecía inalcanzable, pasando por muchas etapas y portones cerrados, otros con doble candado, pero finalmente llegó lo que, en realidad, todos buscamos: un techo y un par de paredes para poder vivir, por lo menos los próximos dos (2) años ¿Alvarito está en casa?
 

“Contrato de locación; Locador y locatario; Garantes o fiadores; Garantía; Pagar del uno al siete de cada mes”.