Somos un número

miércoles, 11 de abril de 2012

Yo, actor

Un día como actor en la vida de quien les escribe. El corto se estrena próximamente.

Este multifacético personaje hace sus primeras armas en la carrera de actor, nada más y nada menos que interpretando a Gastón Pauls en su famosa película  9 reinas.
En su nueva careta como actor Alvaro Padilla nos cuenta todo. Ya tiene ofertas para una nueva serie en POLKA y en el exterior.



La película me pareció fascinante, apenas me llegó el guión no lo dude un segundo. En el equipo de dirección se encuentra una de mis mejores amigas Paulita, tampoco podía fallarle a ella.
Su familia lo apoya en su nuevo rol actoral: “Mi familia me dijo que pruebe como actor que quizás en eso -y de suerte- salgo bueno y dejo de molestar con otras pelotudeces”.



Los actores hablan del llamado. Cuando están en sus casas rascándose y de pronto su teléfono suena y el gran director o un allegado a este les dice: “Woody quiere hace una película con vos”. Acá no hubo llamado, sólo un mensaje de texto.
“A las 15hs al frente de la embajada de EEUU…” eso decía el mensaje. Suficiente, tampoco está naciendo el nuevo Clean is good, perdón Clint Eastwood.
No estaba solo. Mi colega en la escena tomaba el personaje de Ricardo Darín y ahí comenzaba una desopilante conversación sobre conseguir unas estampillas (de mierda, en el guión) para poder vender o comprar, no importa. Solo un par de líneas cada uno y repetirlas en distintos enfoques para el team de filmación.
Aprenderse las escasas, pero importantísimas, líneas que tenía el guión fue complicado. Aunque lo leí varias veces, a la hora del penal, me trababa, me olvidaba y mandaba palabras que no existían en el papel. Y siempre hay una (varias) tentada y risas.
El director y la asistente general se portaron muy bien durante la grabación. Si bien ya participé en algún que otro corto, y tengo claros dotes frente a la cámara, doy este como mi debut actoral profesional. El principio de algo que puede ser muy grande. Ya sea fracaso o no.

Nervios, los nervios me acompañaron de principio a fin, pero a medida que fue pasando el tiempo fueron disminuyendo progresivamente hasta convertirse en algunas pocas mariposas con vómito. Mi temor, en realidad, eran mis cejas, ellas cuando una luz de alguna videocámara se enciende, cobran vida propia y hacen lo que quieran. Son dos pendejas caprichosas.
Tras los lentes de la cámara la vida es distinta, es un recorte de la realidad, está claro eso y aunque todavía no firmé ningún autógrafo, estoy con la lapicera en la mano para cuando alguien me reconozca… “no hoy, no mañana, ni tampoco la semana que viene, pero algún día”. En palabras de mi amigo FQ.